Un proyecto como el Plan Nacional de Desarrollo K´atun Nuestra Guatemala 2032 debe ser considerado como un llamado a la mesa de los acuerdos en el que un país que es muy bueno para las malas prácticas y mañas, pueda sentarse a buscar esa tan cacareada política de reconciliación que será necesaria para iniciar la ruta hacia el progreso.

Pero esto no quiere decir que un plan como tal significa voltear a ver a otro lado y no regresar a los problemas sociales que nos tienen hundidos. Mientras se discute este plan u otros planteamientos que se hagan en la misma línea, lo más importante es que entendamos que en Guatemala urge reconocer la situación del país para poder tomar las decisiones que, por feas, no dejan de ser necesarias. Un médico sin radiografía, no puede arreglar la fractura.

Debemos ir al fondo para saber por qué hay corrupción e impunidad; la razón de necesitar fuerzas de tarea en lugar de policía preventiva; endeudamiento público en lugar de una justa política tributaria; la discriminación que diariamente se sufre por razón racial, social o ideológica; el pago de salarios que cada día se intenta que sean más mínimos; etc. En general, debemos vernos en un espejo y reconocer nuestros defectos que como sociedad nos están consumiendo y transformando.

Los guatemaltecos debemos demostrar nuestra calidad de batalladores y mostrar ante el mayor reto que debemos enfrentar, que queremos un país mejor porque estamos hartos de no encontrar la solución a nuestros problemas. Posiblemente, no la encontramos porque no la hemos buscado como se debe.

El cambio de raíz que requiere nuestro Estado, nuestra sociedad, no será impuesto por un plan ni mucho menos por un gobierno. Pero la actitud de una ciudadanía que busque ese gran pacto nacional que nos permita definir el país que queremos, cuánto nos costará y las responsabilidades que cada uno tendremos que cumplir, sí nos puede salvar. Por supuesto, la gran cuestión es quién estará involucrado en esta batalla, porque si renunciamos a ser actores de transformación, volveremos a dejar el campo abierto para que los mismos se repartan los pasteles de beneficios profundizando más la crisis.

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