Francisco Cáceres Barrios
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¿Un ejemplo? En Cuilapa, Santa Rosa todavía existe un albergue bajo el nombre de Ebenezer, ubicado en la Colonia Las Monjas de esa localidad, creado como consecuencia de los sismos que les afectaron hace tres años, en julio del año 2011 para ser exactos, alojando, si así se puede decir, alrededor de 65 niños en condiciones infrahumanas, con desnutrición severa, como padeciendo diversos tipos de enfermedades.

Bien podrían achacársele la culpa de tales bochornosas condiciones al gobierno anterior, ¿pero el de Pérez Molina no cumplió más de la mitad de su mandato y estas son las horas en que todavía no ha podido diseñar una política pública que permita atender a las víctimas o damnificados por desastres naturales o por similares causas, que permita solventar de manera rápida, eficaz y temporalmente las consecuencias de la emergencia, para luego encausarlos dentro de programas de vivienda popular, para que con el apoyo gubernamental las familias afectadas pudieran retomar las condiciones que antes tenían?

Algo muy importante de tener en cuenta es que está demostrado ampliamente que para los gobiernos es imposible actuar como sustituto de los deberes y obligaciones propios de los padres de familia porque el Estado tiene, más ahora que nunca, grandes limitaciones financieras para sufragar cientos o miles de viviendas pero, lo que bien podría hacer es diseñar previa y debidamente una política pública para brindar apoyo de carácter material, financiero o bien para lograr para las familias afectadas el acceso a otro tipo de facilidades.

Si no se quiere fracasar, los gobiernos no pueden quitarle la responsabilidad que tenemos los padres de familia y el mejor ejemplo lo encontramos en lo que hizo el expresidente Kjell Laugerud García quien apoyó a los guatemaltecos para levantarse del desastre de 1976 y ¿qué hicimos los chapines? Pensamos y actuamos correctamente, en lo que podíamos hacer nosotros por Guatemala y no solo en qué podía hacer por nosotros el gobierno de turno.

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