Juan Antonio Mazariegos G.

Con anterioridad a lo que determina nuestra actual Constitución, correspondía al Congreso de la República la elección de la mayoría de los cargos, la consecuencia lógica era que los caminos para llegar a esos puestos públicos pasaban por la identificación, simpatía o interés que el candidato debía de tener o despertar en el partido político que pudiera llevar al candidato hacia el cargo de su interés, con el consecuente riesgo de que el debido equilibrio entre los distintos poderes del Estado fuera atropellado en beneficio de los intereses políticos de determinado partido.

La idea de las Comisiones de Postulación que finalmente quedó plasmada en el decreto 19-2009 en principio estaba correctamente encaminada, es decir, se pretendía involucrar a la academia, a través de la participación de los rectores y decanos de distintas universidades y a las entidades gremiales, a través de determinados miembros de los colegios profesionales para que estos en conjunto pudieran elaborar un primer listado en el cual privando los principios de transparencia, publicidad, excelencia profesional y objetividad se obtuviera como resultado una serie de profesionales ajenos a intereses políticos y de otra naturaleza.

Lamentablemente como ya es vox populi la política tiene como fin el poder y el poder demanda participar e influir. Dicha participación e influencia de los políticos y de los distintos grupos de poder que pelean por el control del país ha llevado a que la política alcanzara a la academia y a las instituciones gremiales y por ello ya no es de extrañar el montaje de campañas involucrando múltiples recursos para la elección del Rector o decanos de la Universidad de San Carlos o para elegir a los representantes de las distintas Comisiones de Postulación dentro de los Colegios Profesionales, hasta se crean Facultades con el único interés de poder integrar las Comisiones, simplemente al igual que el efecto del salitre, la política todo lo daña.

Hoy nuevamente inmiscuidos en un proceso de elección a través de Comisiones de Postulación considero que la única alternativa viable para alejar a la política de la academia y los gremios profesionales es que aquellos cargos cuya elección hoy pasa por ese procedimiento se conviertan en cargos de elección popular. La pérdida para el país de la independencia de la academia y los gremios profesionales ha tenido un costo muy alto y lo único que se logró fue expandir el territorio de la política.

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