Eduardo Blandón

Que el Ministerio de Salud haya reducido los servicios de atención en el área rural, evidencia a la vez el olvido del gobierno (de la mayor parte de quienes han estado en el poder) por la provincia. Se ve claro, que a los partidos solo les importa las pancartas y la propaganda durante la época electoral, más allá de ese período, les importa un pepino la gente.

Vivimos tiempos calamitosos en la medida que tenemos un gobierno de fachada. Unos líderes que administran la cosa pública no para beneficio de la población, sino en búsqueda perenne del propio provecho. Observe bien, no han resuelto el problema de la violencia ni la delincuencia, la economía está mal administrada (los préstamos continúan, el endeudamiento campea y la inflación y el desempleo están peores), los servicios son de pésima calidad -cuando los hay-, las políticas de atención en el tema de vivienda es inexistente y así se podría repasar lo que no ha hecho el gobierno del Partido Patriota.

Más allá de lo puntual, el gobierno de Pérez Molina también ha minado las esperanzas de su población. Al punto que los guatemaltecos prefieren cambiar de país que quedarse contemplando cómo se hunden más con los días. Destrozados por la realidad aplastante, aniquilados en cuerpo y aniquilados en alma. Si somos una piltrafa humana se debe en buena parte a un sistema perverso hecho para la humillación y la desesperanza.

Ni siquiera los que pagan la seguridad social se salvan del olvido. Ya es de antología el desastre de atención del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Un servicio que no es gratuito y que se encarga de recordar a quienes cotizan lo poco que valen como personas. Nada más humillante y vergonzoso que asistir al IGSS enfermo y con dolor, para que le trasladen su próxima cita en tres o cuatro meses.

¿En qué momento se jodió Guatemala? Vaya usted a saber. Lo cierto es que en los hospitales ya no tienen cabida los guatemaltecos. A buscar curanderos y medicina alterna. Bienaventurados los que pueden gozar de buenos seguros médicos. El sistema está de su lado. Sin embargo, recuerde, el modelo perverso irá también por ustedes. Eso es seguro.

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