Lamentablemente, pareciera que el tema que es de trascendencia nacional se intenta llevar sin “hacer olas” o con muy poco ruido para que no altere a los que están haciendo su tejido para ocupar los puestos más importantes de la estructura de la Justicia en nuestro país.
Tras las experiencias más recientes de la postuladora, pareciera que quienes más aprendieron fueron quienes tienen interés de mantener un control sobre las decisiones que, ladrillo a ladrillo, siguen colocando el muro de la impunidad. No hemos logrado aprender la lección y, peor aún, pareciera que quienes pudieran realizar el trabajo, temen presentarse incluso como candidatos por enfrentarse a maquinarias completamente preparadas, poderosas y apoyadas por quienes finalmente toman las decisiones del caso.
La Justicia tiene que ser tratada como sector. Tras la comisión de un delito, la investigación, la persecución penal, defensoría pública, tribunales y cortes, deben encontrar el balance para que se garantice que los elementos requeridos para la aplicación de la ley han sido observados y cumplidos bajo el esquema procesal.
Sin embargo, cuando una de las instancias falla, es mucho más complicado el trabajo de todas las demás para garantizar que se podrá llegar al objetivo de aplicar el peso de la ley a quienes hayan sido responsables de la comisión de un delito. Imagínese usted lo complicado que es entonces, cuando prácticamente todas las instancias del sector están fallando y, lo peor de todo, en la mayoría de casos con la intención de hacerlo.
Se hizo un esfuerzo hace unos años de mejorar y transparentar la labor de las Comisiones de Postulación cuando casi que se les hizo el trabajo sobre la idoneidad y honorabilidad de los candidatos, pero pareciera que lo duro de la batalla ha ahuyentado a quienes podrían ocupar dichos puestos de tanta trascendencia en el sector justicia.
Tirar la toalla es trágico, porque nos deja en el desamparo de una renuncia a la continua lucha por picar ese muro construido para proteger a los corruptos pero que nos tiene hundidos en la violencia y el desorden. La impunidad es un reto que sigue vigente y no podemos, avanzada la pelea, tirar la toalla así nomás.