Walter Juárez Estrada

post author

Los reflectores de las elecciones generales están en su punto máximo en el Tribunal Supremo Electoral. Observadores internacionales, partidos políticos y la población, dudan sobre la imparcialidad de los magistrados elegidos por el Congreso, en un proceso viciado. Se exige se tenga certeza jurídica de los “magisters y doctores” que dirigen la entidad, puedan ser manipulados y elegir a los no idóneos. De burlarse de la ciudadanía, sería un golpe artero si se producen incidentes antes y después de declarar electos a los que el 14 de enero entrante, tienen la responsabilidad que Guatemala, cambie, sea un país democrático, que se respete la libertad de prensa, que combata la corrupción que ha sido por años, la piedra angular de los corruptos, que se han codeado con narcos, que les financian sus campañas.

En las elecciones generales de hace 4 años, el sistema de transmisión de datos genera dudas sobre el resultado de las elecciones, que dio lugar que se removieran a los directores del sistema y se les enjuicio en los tribunales, al imputarles que los datos de los votos no coincidían con los sufragios recibidos en las mesas receptoras; se intentó encausar a los magistrados a imputarles una supuesta responsabilidad por los errores “supuestamente humanos”, pero la acción no prosperó por negligencia del MP.

El TSE. pagará Q. 148.8 millones por el sistema informático, actividad que deberá realizar y levantar los resultados de los votos en cada mesa electoral, trasladarlos a la junta electoral municipal, esta, al delegado distrital y luego a las oficinas centrales del Organismo electoral. Sin embargo, en ese traslado de información, puede ser en algún momento manipulado y alterar los sufragios para favorecer a determinado candidato. De esa cuenta hay dudas razonables de los fiscales, de los partidos políticos, de los observadores internacionales y de la población.

Los observadores internacionales han coincidido con la mayoría de la población y dirigentes políticos de que los magistrados y los cuadros medios del ente, pueden prestarse a juegos sucios y favorecer al no elegido. Esto puede dar origen a serios incidentes antes y después del 25 de junio. En la campaña electoral, donde participan 27 partidos, 25 candidatos presidenciales, ya se han dado incidentes, incluso se han reportado víctimas, al confrontar los aspirantes y sus adversarios, lo que debe evitarse para dar credibilidad y confianza a la ciudadanía.

En todo proceso electoral siempre se producen incidentes, cuando los aspirantes no logran su objetivo. En las elecciones cuando fue elegido Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, se denunció en el MP. que la presidente del TSE. Eugenia Villagrán de León, había recibido elevadas sumas de dinero en dólares, por la información confidencial que le dio al PP. En que lugares del país podía obtener el mayor número de votos, negociación que había concertado en ese entonces, con la diputada Baldetti. El proceso contra Villagrán, no próspero y vive a cuerpo de rey en Europa, disfrutando de los dólares que clandestinamente le dio la exvicepresidenta a en ese entonces secretario privado Juan Carlos Monzón, según lo confesó en el Ministerio Público.

Es decir, todos los procesos electorales generan dudas y discurren entre luces y sombras. En su gestión los magistrados y personal de segunda clase, han demostrado no estar preparados para un proceso electoral y de esa cuenta sus resoluciones no encuadran y han favorecido a no idóneos, han perjudicado a los aspirantes que no son de su agrado y estos pueden dar lugar a protestas antes y después de las elecciones y es aquí, donde se debe actuar con cordura, que en el evento sea un proceso democrático, para bien de Guatemala.

Artículo anteriorEl Bayern gana el título en el último suspiro; falló el Dortmund
Artículo siguienteNo, no nos confundamos