Walter Juárez Estrada
No es un secreto para nadie, que la red vial del país está en pésimo estado y que esto se ha ido trasladando de Gobierno a Gobierno, basta con salir a Panajachel o bien Chichicastenango para que nos demos cuenta de que la red vial que conduce al Occidente está en pésimo estado; no hablar de la salida al pacífico; hasta ahora el atlántico es la mejor red vial por el momento, así como la ruta hacia El Salvador. Aunque cabe recordar que las carreteras más dañadas son las que están hechas de concreto, ya que son las que más difícil mantenimiento tienen cuando éstas se deterioran.
Hay que estar conscientes de la crisis vial del país que se agravó con la precipitación pluvial reciente y la que se espera por venir, esto ha causado un mayor caos vial, pérdidas económicas, mayor pobreza y encarecimiento por el alza de los productos de la canasta básica y otros insumos, por la frágil circulación, lo que obligó al gobierno a salir al paso y emitir estado de calamidad y capitalizar un fondo de emergencia por la elevada suma de mil millones, sin ningún control de fiscalización, que genera dudas, pues se teme que los alcaldes y los diputados, utilicen ese dinero para comprar votos.
Ha causado enfado y preocupación que al elevarse la pandemia por el Covid-19 se despoja al Ministerio de Salud por más de Q600 millones para las vacunas y Q400 millones al Ministerio de Comunicaciones, que obliga a los tanques de pensamiento, a la sociedad civil y al pueblo, a ejercer un monitoreo y comprobar si esa millonaria suma, no va a ser desviada para la próxima campaña electoral que puede ser convocada para junio del año entrante y las dudas son razonables, pues los políticos se aprovechan de la ingenuidad del pueblo, especialmente en las áreas rurales que engatusan con promesas falsas a sus simpatizantes.
El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, ha sido la cartera más corrupta de los últimos gobiernos desde tiempos del Gobierno de Berger, pasando por la gestión del extinto Partido Patriota con Alejandro Sinibaldi, sin olvidar a José Luis Benito Ruiz del Gobierno de Morales, con malversaciones que han sido usadas para financiar campañas políticas para la presidencia y hasta alfombras mágicas que llegan solas a la residencia del Presidente actual; por lo que nosotros no podemos olvidar que dicho exministro guarda prisión hasta ahora, por los Q122 millones hallados en una casa de Antigua Guatemala, sospechándose que parte de ese dinero proviene de empresas constructoras y que podrían haber sido beneficiados de esos fondos Morales, Cabrera y Giammatei.
La Contraloría de Cuentas por ley, está facultada para fiscalizar los fondos públicos, pero el estado de Calamidad, la exime de esta obligación, pues dicho Estado permite al Ministerio de Comunicaciones, hacer uso de esos fondos sin ningún control. Todos sabemos que los diputados con los alcaldes tienen empresas de cartón y testaferros y por supuesto pueden manejar ese dinero a discreción lo que resulta un acto de corrupción descarado, pues a pesar de que Giammattei asegura que en su gobierno no hay corrupción es otra falacia más de los políticos que buscan argumentos para tapar los saqueos que se siguen dando. La oficina anticorrupción que controla el Ejecutivo, no es más que una entidad burocrática de fachada porque esa es obligación del MP que con Porras se ha convertido en una tapadera para apachar los clavos que se siguen dando y un pago de factura por su reelección.
El pueblo debe seguir de cerca a dónde van a parar esos fondos, en un año preelectoral donde los políticos para ser mafiosos y de manos garlas se prestan y debe el Gobierno, acelerar la real vial, especialmente en áreas de tránsito comercial como las rutas al Pacífico e Interamericana que se han tornado en un caos vial y así como esas carreteras hay otras que han causado crisis en todo el país y es obligación del Estado, mantenerlas en buenas condiciones, que el sector privado no se aproveche de esas coyunturas para hacer negocios espurios como ha sido costumbre, cuando se presentan esas emergencias.