Walter Juárez Estrada

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Walter Juárez Estrada

En todas las épocas, la prensa y los gobiernos no han tenido relaciones cordiales entre ambos. Siendo que, el deber de la prensa independiente es de informar con apego de la verdad y ética todos aquellos sucesos que se convierten en noticia a la población, y la de los gobiernos es el de cumplir con el mandato constitucional de administrar la cosa pública, con transparencia para la consecución del bien común. Y precisamente debido a ello es que siempre ha existido la controversia, cuando la prensa denuncia los desafueros de las administraciones de turno, y de las pasadas.

El deber de la prensa independiente es… el de informar con apego a la verdad, aún contra de todo bloqueo sea económico o por la censura impuesta por los gobiernos.

En Guatemala los medios de comunicación y los gremios de prensa, han denunciado en diferentes épocas y tiempos, los excesos y amenazas de los gobiernos inconformes a la -SIP- SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA, teniendo como consecuencias de esas denuncias, procesos espurios, hostigamientos a periodistas, censura económica y en el peor de los casos ataques físicos a los periodistas.

En ocasión de celebrarse el pasado 29 de abril, los 75 años de fundación de la Asociación de Periodistas de Guatemala -APG-, que dicho sea de paso nació en el año de 1947 cuando en el gobierno de Arévalo se intentó imponer la “ley mordaza” un grupo de connotados profesionales que ejercía el periodismo, fue acosado por ese régimen y así lo asentó en su alocución en la ceremonia de celebración del Día del Periodista, el presidente de la -APG- Mario Roberto Recinos Lima.

En tiempo actuales, en el gobierno de Giammattei, la prensa ha vivido un acoso constante, al punto que como Presidente de la República y encargado de la unidad nacional no ha podido ser garante de la seguridad y del respeto al derecho a la vida, ya que durante su gobierno ha habido atentados y muertes de periodistas. Como es conocimiento público, ahora el Gobierno ha dado paso a una nueva modalidad de utilizar el sistema cooptado a su favor, e iniciar procesos espurios a comunicadores sociales, periodistas y personas opuestas al gobierno y al pacto de corruptos, utilizando el aparato del estado para primero investigar, posteriormente encuadrar el hecho dentro de una figura delictiva e iniciar la acción penal en su contra.

El artículo 35 de la Constitución Política de la República es claro y no da lugar a interpretaciones antojadizas, cuando asienta claramente que la “Libre Emisión del Pensamiento” es sin previa censura. Sin embargo, quienes ejercen el poder hacen caso omiso de esa norma, lo que deviene de ser ilegal y una clara violación tácita a la carta magna.

El periodismo en Guatemala tiene derecho a decir la verdad salvo que su contenido sea obsceno, sedicioso, escandaloso y contrario a la verdad, el derecho a decir la verdad excluye el escándalo es decir el amarillismo y la información a los ciudadanos y a los funcionarios públicos, la Constitución prescribe y deja claro la premisa que quien faltara el respeto a la vida privada o la moral será responsable conforme a la ley, cabe hacer notar eso sí que debe de modernizarse la Ley de Libre Emisión del Pensamiento, que es una ley totalmente desactualizada.

La prensa independiente, por ética y por  derecho, tiene el derecho de  escribir o imprimir sus opiniones sobre cualquier materia o asunto sin ninguna limitación más que la de no dañar a una persona en sus derechos individuales y personales en su propiedad o en su reputación con tal de que no perturbe la paz pública o atente contra la institucionalidad del Estado, cuidando en su espacio para que la pita no se rompa por lo más delgado;  si bien es cierto en Guatemala existen varios medios de comunicación también lo es que el periodismo ha evolucionado… de esa cuenta hoy el periodismo cuenta con una herramienta poderosa, que es la investigación, que busca documentar un hecho o suceso que venga directamente del Gobierno o de instituciones privadas, además de las redes sociales, y el ciberespacio.

Lo importante es que las asociaciones de prensa, medios de comunicación, periodistas, reporteros y comunicadores sociales cerremos filas, para no ser amenazados, chantajeados, manipulados por funcionarios, por los políticos, y tratar de evitar que los gobiernos actuales no den paso a una Nicaragua, Venezuela o bien Cuba, solo que con corte conservadora retrograda.

En mi caso particular, cuando este servidor se desempeñó como reportero-redactor de Prensa Libre la Dirección de ese diario me ordenó entrevistar al ex comandante de la facción guerrillera el 13 de noviembre, MARCO ANTONIO YON SOSA. La entrevista tuvo consecuencias graves no solo con mi familia, sino como persona, sin olvidar el trabajo. El gobierno de Méndez Montenegro ordenó catear mi domicilio, el cual fue objeto de constantes cateos y vigilancia por agentes encubiertos por motocicletas por más de 2 años. Además, supuestos periodistas internacionales me visitaron en mi domicilio para que les indicara dónde se había realizado la entrevista. Nunca me presté a esa patraña a pesar que me ofrecieron dinero o bien una beca en Estados Unidos, en México o Argentina, me negué al requerimiento pese al “soborno” pues “sospeché que era una trampa” y que eran agentes encubiertos, respetando sobre todo mis fuentes, y al entrevistado, a pesar de que era una persona de oposición de gobierno, aún a costa de mi vida y la de mi familia siempre guardé mis fuentes, hecho que se conserva el día de hoy.

Es imperativo expresar que el periodismo independiente por años ha sido víctima de acoso y presiones por lo que es saludable cerrar filas y no dejarnos intimidar. Guatemala vive en los últimos años una situación difícil y es saludable que se denuncien esos acosos y que en el mundo los periodistas nos dejemos intimar y rechacemos cualquier ofrecimiento que no es más que una compra y en nuestro caso que hemos ejercido el periodismo por más de seis décadas hemos sido víctimas de sobornos, de censura de amenazas, siendo mejor ser  honesto, decir la verdad con transparencia y respetar esta noble pero peligrosa profesión de ser periodista, reportero o comunicador social.

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