Walter Juárez Estrada.
Una de las grandes conquistas de la Revolución de Octubre, bajo la presidencia de Juan José Arévalo Bermejo, entre otras, fue la creación del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, tras enfrentarse a una férrea oposición, teniendo como primera sede la casa de la 5ª. calle y 8ª. avenida, hoy, zona 1, donde funciona el Auxilio Mutuo de Comercio.
Los pioneros y fundadores de lo que hoy es, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, fueron el costarricense Oscar Barahona Streber, Julio Bonilla, quien fue el primer presidente-gerente, Carlos H. Ruiz y Olga Martínez Torres, secretaria. Funcionó inicialmente con una sola ambulancia. Con el correr de los años, su expansión se extendió, siendo ahora una entidad pujante que beneficia a miles de afiliados con el aporte patronal y de sus afiliados, quienes reciben atención hospitalaria y beneficios económicos de acuerdo con sus aportaciones.
Arévalo luchó con denuedo para que el Seguro Social, fuese para los trabajadores del sector público y privado. Invitó a especialistas en el ramo para incorporase al equipo, entre ellos Walter Petite, quien vino de Estados Unidos. Revela la historia que hubo una fuerte oposición. La mayoría de médicos se negaron a prestar sus servicios. Los profesionales que estaban conscientes que una entidad de servicio social sería para beneficiar a la clase trabajadora, entre los médicos que se incorporaron primero fueron los eminentes doctores Carlos Federico Mora, Arturo Carrillo, Mariano Guerrero de Huehuetenango y José Brito, salvadoreño.
Con el correr del tiempo el IGSS tiene cobertura en todo el territorio nacional. Sus directivos han luchado para que el Estado y las municipalidades cumplan con dar el aporte que por ley tienen que transferir a la entidad, pero se han negado, se apegan a la ley, en razón que los bienes del Estado, no pueden ser pignorados.
En los últimos años los directivos del Seguro Social se han visto involucrados en acciones ilícitas, haciendo negocios con casas comerciales que venden los medicamentos, entre ellos, quien fue secretario privado de Pérez Molina, Juan de Dios Rodríguez, quien pende de ser condenado.
Al hacer una historia como nació el IGSS, es un legado de quien fue el primer presidente de la era democrática y quienes sin ambiciones políticas y económicas aceptaron el reto de echar andar a una entidad para beneficiar a los trabajadores. En sus oficinas centrales del Centro Cívico, antes funcionó el Parque Navidad y enfrente el Estadio Autonomía de grata recordación y la antigua Penitenciaria Central, lo que hoy es el Crédito Hipotecario Nacional y el Banco de Guatemala.
El IGSS se sostiene con el aporte del 1.3 millardos de los trabajadores, afiliados y la parte patronal. Con el correr del tiempo se extendió a todo el país, pese a sus precarias condiciones económicas y la exigencia de sus directivos para que el Estado, las corporaciones ediles y patronos cumplan con entregar sus aportes, pero con la crisis de la pandemia, sus recursos han mermado al cerrar varias empresas que han despedido a sus trabajadores y esa situación ha golpeado la economía del Seguro Social.