Víctor Ferrigno F.
En Guatemala, como en el resto del mundo, los periodistas ejercemos nuestro oficio bajo asedio: amenazas, persecución penal, cárcel, tortura, exilio y muerte son el pan cotidiano para quienes ejercemos el derecho de la libertad de prensa, para que la ciudadanía esté informada y la democracia se consolide.
El último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) da cuenta que en todo el mundo fueron asesinados 55 periodistas y trabajadores de medios de comunicación; 14 perdieron la vida en América Latina y el Caribe, y 23 en la región Asia Pacífico. La UNESCO registra que América Latina y el Caribe es la segunda región donde más periodistas murieron asesinados.
El Informe de la Directora General de la UNESCO es elaborado por decisión de los 39 Estados Miembros del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de la UNESCO, y es presentado cada dos años, constituyendo un mecanismo que monitorea los asesinatos de periodistas, único dentro del sistema de Naciones Unidas, incluyendo información sobre el estado de las investigaciones de esos asesinatos sobre la base de los datos proporcionados por los Estados miembros.
En los últimos diez años cientos de colegas periodistas han perdido la vida en busca de la verdad; lamentablemente, nueve de cada diez asesinatos siguen sin resolverse. La mayoría de los periodistas fueron asesinados en países sin conflictos armados. En 2018-2019, 89 periodistas fueron asesinados en países sin conflictos armados (54 en 2018; y 35 en 2019). El número de periodistas muertos en países con conflictos armados fue de 67 (45 en 2018 y 22 en 2019).
El Informe da cuenta que las bajas relacionadas con los países que sufren conflictos armados han disminuido. En varios otros países han aumentado los ataques mortales contra periodistas que cubren hechos relacionadas con la corrupción, las violaciones de los derechos humanos, los delitos ambientales, la trata de personas y los delitos políticos.
En Guatemala, el ejercicio del periodismo bajo asedio es una práctica común, como demuestra el informe del Observatorio de los Periodistas de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), divulgado el pasado 10 de enero, el cual consigna que durante el segundo año de Gobierno de Alejandro Giammattei se registraron 135 agresiones contra comunicadores y medios de prensa, sumando 284 en los dos años de la actual administración, convirtiéndose en el período de Gobierno con la mayor cantidad de agresiones, ataques, hostigamientos y censura contra la prensa.
El actual gobierno, que ha cooptado casi todas las instituciones estatales, las utiliza para atacar a la prensa. En el reporte de 2021, el Observatorio de los Periodistas de la APG registró 53 casos contra la prensa en los que están involucradas autoridades, fuerzas de seguridad y empleados públicos. De estos, en 43 casos están relacionadas autoridades del Ejecutivo y/o trabajadores de alguna dependencia gubernamental, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el Congreso de la República, el Organismo Judicial, el Ministerio Público (MP) y la Corte de Constitucionalidad (CC).
Quienes defendemos la libertad y la democracia debemos recordar que a través de la libertad de prensa se expresan las demás libertades políticas y los derechos primarios básicos, como el derecho a la vida, a la paz y la igualdad solidaria y fraternal entre los seres humanos.
Como señala la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “Solo mediante la libre expresión y circulación de ideas, la búsqueda y difusión de informaciones, la posibilidad de indagar y cuestionar, de exponer y reaccionar, de coincidir y discrepar, de dialogar y confrontar, de publicar y transmitir, es posible mantener una sociedad libre.
Sin libertad no puede haber verdadero orden, estabilidad y justicia. Y sin libertad de expresión no puede haber libertad. La libertad de expresión y de búsqueda, difusión y recepción de informaciones sólo podrá ser ejercida si existe libertad de prensa”. Por ello debemos defenderla.