Sergio Penagos
Teóricamente la cantidad de diputados obedece a un criterio de representación de acuerdo con el tamaño de la población. Con las reformas de 2016 a la Ley Electoral, el número de diputados quedó fijo en 160. Bajo ese esquema, la lista nacional incluye 32 diputados de lista nacional y los restantes 128 son los diputados distritales. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) definió que la papeleta verde servirá para elegir a los diputados por el Listado Nacional y la celeste para los distritales. Ojo a la papeleta verde y deja fuera a los corruptos.
El artículo 205 de la LEPP indica que el Congreso de la República estará integrado por diputados electos en los distritos electorales, los departamentos, y por el sistema de lista nacional. Cada departamento del país es un distrito electoral, con excepción del departamento de Guatemala, en el cual el municipio del mismo nombre comprenderá el Distrito Central y los restantes municipios el Distrito del Departamento de Guatemala. El número de diputados distritales es de 128, distribuidos entre los 22 departamentos y el número de diputados electos por el sistema de lista nacional es 32, que corresponde al veinticinco por ciento del número total de diputados distritales que integran el Congreso de la República y, al veinte por ciento del pleno del Congreso. Para aspirar a una curul sólo se necesita ser guatemalteco de origen y estar en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, sin importar el nivel educativo.
Las primeras casillas de los listados nacional y distrital son las más codiciadas, porque son las primeras que se consideran en el reparto de curules, que se realiza de acuerdo con el sistema de representación proporcional de minorías. Por eso, quienes se pelean por el primer lugar en la papeleta verde, son aquellos que suelen acompañar a los candidatos presidenciales en las giras departamentales, forman parte del Comité Ejecutivo del partido, son los dueños del partido o sus familiares. Al final, el financista, como nuevo y poderoso personaje impone a sus candidatos. Las primeras casillas resultan muy atractivas porque es relativamente fácil resultar electo.
El exconstituyente y expresidente del Congreso de la República, Roberto Alejos, asegura que cuando se creó el listado nacional, en 1985, se hizo con la intención de propiciar una apertura democrática; de manera que pretendíamos colocar en el listado nacional a lo mejor de cada partido político, que respondiera a la ideología con intachable trayectoria política. Para que eso se cumpliera, decidimos que no debía existir la papeleta de Listado Nacional, sino que el número de diputados se deducía del porcentaje de votos que obtenía el candidato a presidente. Esto se cumplió en las primeras elecciones. Pero, a partir de las reformas de 1993 se ordenó usar una papeleta exclusiva para los diputados de listado nacional, con lo que se desvirtuó el concepto de que al Congreso llegaran representantes del candidato y de la ideología del partido. Por el contrario, se comenzó a colocar personas de acuerdo con los intereses del partido. Por ejemplo, si al partido le interesan votos, colocan a una persona con arraigo popular para atraer votos. Pero, si al partido lo que más le urge es el dinero, pues ponen a uno que financie la campaña.
Para las elecciones del próximo 25 de junio, los guatemaltecos que asistan a votar elegirán 32 diputados por el listado nacional, los cuales, en teoría, deberían representar lo mejor de los partidos políticos; es decir, los ideólogos, los más capaces, los que gozan de mayor reconocimiento y credibilidad, tanto dentro como fuera de la agrupación a la que pertenecen. El elector debe estar alerta para no votar por los tránsfugas, los corruptos, ni por los que venden su voto al mejor postor.
Según la politóloga Constanza Alarcón, directora de proyectos de Guatemala Visible, las primeras casillas del listado nacional deben otorgarse por meritocracia e idoneidad. Además, ser para los mejores representantes del partido, de su ideología y sus valores. Candidatos que posean preparación o experiencia previa en el ámbito de políticas y administración pública. Para eso considera que los partidos deben democratizar sus prácticas internas, formar y motivar a los nuevos líderes, apoyarlos para obtener una formación profesional y, así, desarrollar las mejores capacidades para legislar. Enfatiza que, a pesar de que la ley es amplia en cuanto a quiénes pueden optar a una curul en el Congreso, los partidos son directamente responsables de elaborar las listas de candidatos, debiendo colocar a la cabeza de sus listados a los que mejor representan sus ideas y proyectos, no a quien más dinero aporte.
El politólogo de la Universidad de San Carlos, Luis Velásquez, afirma que la designación para ocupar la primera casilla en el listado nacional, es el resultado de una lucha de poder entre los líderes, los dueños y los financistas de los partidos políticos, en su búsqueda de beneficio personal.