Sandra Xinico Batz
Reiteradamente escuchamos que “migrar “es un derecho, pero en la realidad este es otro de los muchos que cotidianamente son irrespetados sin importar cuantos compromisos o convenios, nacionales e internacionales, hayan sido firmados por el Estado; este se empeña en seguir generando condiciones para empobrecer cada día más a la población, que ve en la migración una posibilidad de mejorar su calidad de vida y la de sus descendientes.
Nadie migra buscando la muerte y no hay nada fácil en dejar tu territorio por necesidad, se trata de una forma de desplazamiento forzado que empuja a las personas a un lugar por completo extraño y desconocido. La migración como categoría no es ajena a la racialización y el clasismo, sino todo lo contrario, esto significa que no le es asignada a todas las personas por igual, si lo pensamos detenidamente nos percataremos que “migrantes” son consideradas las personas de segunda o tercera categoría en la escala jerárquica social, que (necesariamente) provienen de países colonizados cuyos Estados nación surgieron y permanecen en condiciones de dependencia de otros que anteriormente invadieron su territorio, en los cuales hasta hoy se mantienen prácticas de despojo y saqueo, avaladas por las leyes, instituciones y funcionarios, que como en el caso de Guatemala, tienen inherente la corrupción, injusticia e impunidad.
Quien por el contrario migra desde un país de “primer mundo” hacia uno “subdesarrollado” es considerado y por ende tratado como “extranjero turista”, el cual regularmente implica un buen trato porque se tiene la idea de que es una persona que “aporta” a la economía del país por el dinero que gastará durante su viaje. Es más que evidente el trato diferenciado que se da a una persona extranjera blanca que proviene de Europa o Estados Unidos, que regularmente no son detenidos por las autoridades, que tampoco son incisivos con ellos en cuanto a requisitos migratorios, todo lo contrario al trato que se da a quienes provienen de países como Venezuela, Cuba, Haití, Honduras, Nicaragua y El Salvador, estos últimos a pesar de ser centroamericanos son expulsados del país por no portar un pasaporte sino solo su documento de identificación
No podemos olvidar que Estados Unidos siempre genera ganancias a partir de imponer la colonización como una forma de dominación y mantener a las personas “indocumentadas” permite a ese país que trabajos de distintos tipos sean realizados sin ninguna clase de derecho laboral y en condiciones deplorables.
Colonialismo es ese trato que las autoridades dan a las personas que pasan por Guatemala en condiciones empobrecidas. Racismo es lo que determina que mucha gente se vea obligada a dejar su territorio, su familia, su hogar para ir a un país que también le desprecia por ser indio, por ser pobre, por ser un migrante indeseado.
Quizá la parte aún más compleja es que miles de personas en este país son tratadas como “migrantes indeseados” siendo originarias de aquí, lo cual provoca condiciones que les seguirán obligando a migrar, en busca de un “sueño” que puede costar la vida.