Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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Al menos 1 millón 72 mil habitantes de Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz, Izabal, y la parte sur de Petén, afrontan pérdida de cosechas, escasez de agua, pozos secos, producidos por la ausencia de lluvias que azotan principalmente a familias campesinas e indígenas que subsisten de la agricultura.

De acuerdo con proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, INE, al 2010 esa cantidad de habitantes habitaban en la Franja Transversal que posee una superficie aproximada de 15,570 kilómetros cuadrados.

La prolongada sequía provocada por la falta de lluvias genera pérdida de plantaciones de canela, cardamomo, aguacate, cacao, pimienta negra, mientras que diversidad de banano y plátano se deshidratan por el excesivo calor que en esa región alcanza más de 40 grados, lo cual produce un calor insoportable.

Además, los cultivos de maíz se marchitan, así como otras variedades de alimentos complementarios como la malanga, yuca, camote, y otros, están deshidratados.

Esta situación se agrava porque los manantiales, ríos, pozos, y otros cuerpos de agua están secos, lo cual interrumpe el ciclo de la vida de los seres humanos, flora y fauna.

Pese a que las instituciones gubernamentales conocen estas consecuencias desde hace dos años, no implementan planes de contingencia orientados a mitigar las necesidades de la población vulnerable. Misma falta de acción practican los industriales de monocultivos que operan en la región.

Las poblaciones viven ante un clima de incertidumbre porque las instituciones públicas carecen de planes de mitigación, de gestión de riesgo ante eventualidades como la actual -pese a que este fenómeno se repite desde hace varios años-.

La sequía y escasez de agua es aprovechada por comerciantes que en contenedores plásticos los cargan con agua desde Raxruhá, Chisec, y otros centros urbanos en Alta Verapaz, la transportan en picop hacia las comunidades donde venden un tonel hasta en Q50.00. Ese volumen de agua es utilizado para el consumo, aseo y lavado de utensilios de cocina.

Otros proyectos productivos de la economía familiar afectados son la crianza de aves de corral pues el pollo, patos, pavos, cerdos, y otros, son consumidos ante la escasez de granos básicos en las comunidades.

Es urgente que instituciones como el MAGA; Ministerio de Desarrollo, y otras entidades, inicien programas orientados a contener la severa escasez de agua y destrucción de cosechas que azotan a los indígenas y campesinos, quienes también sufren la falta de empleo digno con salarios decorosos.

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