Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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“Adquirir conocimientos y no ampliarlos ni mejorarlos es el principio de su inadaptación y decadencia”.
José Luis Rodríguez Jiménez

 

El mundo cambia constantemente y no siempre para que, como sociedad se logre el crecimiento y desarrollo social, económico y general, que sería deseable para salir del subdesarrollo histórico al que nos encontramos condenados porque, hemos aceptado con nuestras omisiones, la situación en la que nos hallamos.

Derivado de esa actitud, muchas de las que otrora fueran respetadas carreras profesionales, hoy se han convertido en sinónimo de simples gestores, porque la sensación generalizada es que, quienes ostentan determinados títulos profesionales, no tienen el conocimiento mínimo de la ciencia de la que deben ser referentes, observamos como cada día hay más togados de casi todas las profesiones, sin el conocimiento básico, del área de la ciencia que representan.

Me encontraba en las afueras de un recinto de estudios de maestrías y doctorados, cuando nos saludamos con un docente de una maestría que por respeto no mencionaré, el profesional me comentó que había un masivo ingreso de nuevos estudiantes a esa maestría, era tan masivo que en ese momento habían tres secciones abiertas, y podrían abrir una más, le dije que me parecía muy bueno que hubiera ese tipo de crecimiento, por ser académico, él me contestó que todo es muy engañoso, porque era una maestría en artes, los que saben, comprenderán que se trata de una maestría en la que no es necesario realizar el trabajo de tesis, y me dijo: Es triste pero la gente se inscribe en este tipo de maestría pensando en las Comisiones de Postulación, y mientras más fácil sea más se inscriben, estamos en la cultura del mínimo esfuerzo, la masificación de la nada.

Uno de los problemas que afrontamos, cada día más,  en nuestra subdesarrollada sociedad es que seguiremos siendo rezagados, porque nos acomodamos y aceptamos de alguna manera, el sistema que otros nos impusieron, pero que tácitamente permitimos por conformismo, o falta de compromiso, nuestra profesión constituye el más típico ejemplo de lo que es la sociedad en la que vivimos, prueba de ello es que cada día  el título tiene menos valor, que no precio, porque hoy salen más caros, tengo un amigo que estudió en una universidad de las que abundan, y me comentaba decepcionado que después de haber cerrado la carrera, para graduarse le cobraban cincuenta mil quetzales, que no estaban en su presupuesto.

Como “estudiosos” de las normas, no todos las aplicamos, vemos más sencillo pedirles a los colegas machotes de actas, escrituras y cualquier tipo de documento, o que debemos hacer en determinada situación, cuando la respuesta está en la ley, y el saber leer, pero leer es muy cansado, escribir también, comprar un libro más aún, fácilmente por medio de una red social pedimos “copia digital” de un libro, que no es otra cosa, que alguien no se sabe quién, lo escaneó  y comparte como propio sin saber de qué trata, sin respeto alguno a quien estudió, investigó, escribió e imprimió, me pregunto ¿A dónde nos dirigimos? A ser cada día más banales con diplomas colgados hasta en el baño de universidades pipiripao, pero diplomas al fin, que sumarán en el CV para las Comisiones de Postulación, aunque al escuchar al profesional, tenga peor lenguaje que el chiclero, que puede tener mejor léxico.

Se ha devaluado cualquier profesión, aunque en algunas es más visible, y por lo tanto más cuestionable por cualquiera, sin tener argumentos de defensa de una evidente verdad, tanto que se encuentra la satisfacción en tortillas con carne o con chicharrones que, siendo parte de nuestra gastronomía, es una delicia, pero el problema, es que nos lo regalen a cambio de un voto, que puede parecer solo un voto, pero que constituye una manifestación de la democracia representativa que no hemos sabido poner en valor.

La debilidad del sistema es un hecho más que evidente, aunque es cierto que es global, ello no significa que solamente veamos el tren pasar y nos espantemos las moscas, uno de los elementos de la decadencia es el conformismo, que no es otra cosa que, observemos el retroceso social y lo aceptemos, las togas no serán de cartón, serán de papel.

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