Samuel Flores

Periodista, fotógrafo y catedrático universitario, interesado en la recuperación de la memoria histórica del periodismo en Guatemala. Comprometido con la formación académica de la juventud mediante la investigación, verdad y justicia. Opositor a la corrupción, despilfarro y excesos cometidos por los gobernantes y funcionarios que se han enriquecido a base de la pobreza extrema de la población principalmente en el área rural.

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Un salario mínimo fijado en diciembre 2022, en Q3 mil 416.38 mensuales para actividades no agrícolas; Q3 mil 323.60 para actividades agrícolas; y de actividades exportadoras y de maquilas que lo fija en Q2 mil 893.54 mensual, resulta insuficiente para tener acceso a una cobertura de salud adecuada, atención médica, educación privada, gastos universitarios, recreación, y otros rubros, en el departamento de Guatemala.

Con una población de 15 años, -en adelante-, estimada en 11 millones, 763 mil 775; de los cuales, seis millones, 733 mil 571 personas viven y trabajan en el área rural, los índices de pobreza y pobreza extrema se incrementan constantemente y una de las causas es el encarecimiento de los productos de la canasta básica alimentaria.

Con estos ingresos mensuales a las amas de casa y guatemaltecos trabajadores no les alcanza para cubrir la compra de los productos de primera necesidad de la Canasta Básica, que al mes de agosto del año en curso fue de Q3 mil 809.73. De acuerdo con proyecciones de Oxfam Guatemala, 4.6 millones de guatemaltecos afrontan amenaza de hambre en todo el país. Esa población enfrenta inseguridad alimentaria, debido a las pérdidas ocasionadas por los efectos del fenómeno del niño. De acuerdo con el ICEFI, en Guatemala, siete de cada diez niños, niñas y adolescentes viven en hogares en situación de pobreza.

De esa cuenta, al 15 de septiembre, la recarga de Q5 de las principales empresas telefónicas móviles cuesta Q7 en las tiendas de barrio. Los huevos tienen un precio de Q1.50 por unidad, mientras que el cartón de 24 unidades supera los Q40. La “tira” de 6 panes franceses cuesta tres quetzales; la libra de frijol supera los Q8 en algunas abarroterías; la libra de azúcar cuesta Q7; la barra de margarina Q3.50; el cilindro de gas de 25 libras alcanza los Q135. La carne de marrano, adobado, alcanza los Q24 por libra; el pollo amarillo Q15; y ni hablar de la carne para asar que supera los Q45 por libra, en algunos mercados.

Los autobuses de rutas cortas cobran -desde y hacia- Boca del Monte, cinco quetzales; Q7 a Villa Hermosa, y Q10 hasta el mercado de Villa Canales. Los autobuses que cubren la ruta Obelisco-Mixco cobran Q8 por persona, y la tarifa de los taxis es de Q35 -desde la Unidad Periférica del IGSS de la zona 5-, hacia La Terminal de buses de la zona 4. Un trabajador gasta más de Q30 diarios para transportarse desde su vivienda a su sitio de trabajo.

Con estos precios y tarifas en constante incremento los guatemaltecos no pueden costear la adquisición de alimentos y transporte para dirigirse desde sus casas a sus fuentes de trabajo. A ello deben sumar que resulta inalcanzable desayunar, almorzar y cenar, fuera de casa, pues deben destinar más de Q40 diarios para su alimentación.

Es tiempo que el estado de Guatemala inicie acciones que permitan contener el alto costo de la vida para que la población vulnerable aspire a un mejor nivel de vida que les permita alcanzar el anhelado buen vivir.

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