Con más de 49,000 candidatos a elección de los guatemaltecos, 23 binomios presidenciales, sin planes de gobierno que respondan a las inquietudes de la población tales como la creciente migración de guatemaltecos a Estados Unidos, sin atención al acceso a tierras en el área rural, alto costo de la vida, desempleo, inseguridad, corrupción, criminalización de periodistas, y otros, con indiferencia los chapines acudiremos a las elecciones del próximo 25 de junio.
Y es que el desarrollo de la campaña electoral presenta una serie de vacíos que genera incertidumbre en la población, lo que nos hace reflexionar que de los más de 9.3 millones de guatemaltecos aptos para votar, quizá un 50% acuda a ejercer ese derecho tal como ha ocurrido en la última década de elecciones.
La incipiente democracia tiene un fallo y es que “el votar” no resuelve los problemas, al contrario, los incrementa tal como ocurre con los últimos tres períodos presidenciales en los cuales fueron electos Otto Pérez Molina y Roxanna Baldetti (PP); Jimmy Morales, (FCN-Nación) y el actual gobierno del partido VAMOS.
No hay debate en temas que agobian a la población. Problemas que agobian a las mujeres, los jóvenes, adultos mayores, desnutrición infantil, pobreza y hambre, son excluidos. Lo único que sobresale es el “mercadeo electoral” promovido por los 23 binomios presidenciales que ofrecen “cinco mil quetzales para que algunas mujeres monten sus negocios”; “bono 15”, “incremento a la jubilación”, “programas clientelares”, “cancioncitas pegajosas” y otras promesas de campaña alejadas de la realidad.
Al formular un balance de los resultados de las últimas tres décadas de elecciones en Guatemala, vemos un notorio “retroceso”, por la incapacidad de los gobiernos de solucionar los problemas, y por no construir ciudadanía. La incipiente democracia ha retrocedido por la indiferencia de los gobernantes, quienes junto a la élite empresarial únicamente han explotado a la clase trabajadora, al indígena y campesino en el área rural donde los índices de desarrollo son de los más bajos de América latina.
Ante esa realidad, les invito a meditar nuestro voto para integrar un congreso “diverso”, que se integre con amplios márgenes de diputados progresistas a fin de contener la reelección de congresistas que únicamente mercantilizan su voto en el congreso.
La historia de Guatemala está plagada de pobreza, explotación, exclusión ejercida por regímenes autoritarios rodeados de funcionarios corruptos, conflicto armado interno, gobernantes que únicamente han llegado a enriquecerse a la presidencia, tal el caso del ex presidente Jorge Serrano Elías (1991-1993), quien hoy vive un dorado exilio en Panamá, y otros.
Nuestra cita con la democracia en las urnas está a escasos 13 días. Emitamos un voto meditado a favor del desarrollo de Guatemala, excluyamos a “políticos mercantilistas” que durante décadas se han enriquecido en base a la pobreza y hambre de los guatemaltecos.