A 20 días de las Elecciones Generales 2023, con 29 partidos políticos en contienda, tres binomios presidenciales excluidos del proceso, y 97 procesos judiciales de candidaturas sin resolver, la perspectiva de violencia y conflictividad electoral genera incertidumbre entre los más de 9.3 millones de ciudadanos empadronados para emitir el sufragio.
La Misión de Observación Electoral de Guatemala, MOEgt, registra 36 hechos de violencia electoral en 14 departamentos y 23 incidentes de conflictividad electoral en nueve más, entre los que destacan tres casos de asesinato en Guatemala, Zacapa y Jalapa, y cuatro atentados en Baja Verapaz y Jutiapa.
Alta Verapaz es el departamento que registra un índice más alto de conflictividad electoral por la reelección de candidatos a alcalde, ya que los ciudadanos están en desacuerdo con esa acción y por la falta de inclusión.
Chisec es uno de los cuatro municipios que fue priorizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) como de “mayor riesgo”, ante la Mesa Interinstitucional de Seguridad Electoral, el TSE confirmó esta información.
Las candidaturas excluidas de Thelma Cabrera, (que incluyó al ex PDH Jordán Rodas como candidato a vicepresidente), en el MLP, al candidato a diputado por el partido VOS, Aldo Dávila; Juan Francisco Solórzano Foppa, y otros, limitan la opción de votar por candidatos idóneos, y nos obligan a elegir entre candidatos señalados de estar ligados al oficialismo y que han negociado su participación con los poderes económicos, políticos y del narco que operan en el país.
De acuerdo con las encuestas, con esa exclusión -entre acusaciones mutuas de que Sandra Torres, Edmond Mulet y Zury Ríos- encabezan la preferencia de la muestra, en un proceso plagado de dudas y con escasa transparencia, carecemos de opciones de candidatos progresistas.
Aunque nos quedan organizaciones políticas como el Movimiento Semilla, VOS, WINAQ-URNG-MAIZ, persiste un exagerado número de agrupaciones políticas que intenta obtener una curul ante el congreso de la república con diputados tránsfugas y sindicados de integrar el pacto de corruptos.
Me sumo al llamado de personas intelectuales, organizaciones académicas, sociales, indígenas, y al clamor de la población responsable a emitir un voto consciente, por candidatos idóneos que rescaten al país de la debacle a la que los últimos gobiernos nos han llevado. La sociedad guatemalteca, principalmente la de escasos recursos y del área rural, necesitamos un cambio de rumbo que permita rescatar la incipiente democracia y un estado que hoy criminaliza y persigue a periodistas y medios de comunicación, defensoras y defensores de los bienes y recursos naturales.