Rodulfo Santizo

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Guatemalteco, migrante, facilitador de procesos para fortalecer el tejido social, visor y monitor del bienestar social, multifacético, persistente, soñador por una Guatemala diferente, gestor en desarrollo.

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Rodulfo Santizo

La responsabilidad social de las instituciones públicas se las debe trasladar y hacerla propia en sus empleados públicos, porque todo funcionario público debe dar gracias a Dios en primera instancia que tiene un trabajo, el cual consiguió por cuello político en sus diferentes manifestaciones o muy pocos casos por méritos que lo acreditan con sus conocimientos y experiencias.

En la actualidad hay muchas personas que trabajan en el gobierno de Guatemala que solo están en los puestos por ganar un salario y no hacen nada más para beneficio de la sociedad a la cual pertenecen, se acomodan de tal manera que hasta ciertos privilegios tienen cuando no hay un sistema de control institucional que monitoree sus acciones porque que deberían ser entes de cambio y facilitadores de todos los servicios que prestan a la población.

He visto muchos casos en la actualidad que con los avances tecnológicos por tener asignada una computadora en sus escritorios justifican trabajo , pero lo que están haciendo es chatear en las redes sociales para pasar el día, esperando que lleguen las cuatro o cinco de la tarde y salir disparados para sus casas sin haber aportado beneficio alguno para su institución, a la sociedad y mucho menos para ellos porque los hace ser tontos útiles sin costo ni beneficio y lo peor aún los hace insensibles porque pierden la vergüenza al ganarse un salario mensual sin hacer absolutamente “nada”.

Hay otros casos de subalternos que hacen lo mismo sin mover un dedo o fumarse alguna idea para mejorar los servicios públicos, tienen muchos privilegios por ser segundo o terceros en el orden jerárquico, tiene gente que les hace el trabajo y ellos solo firman o están en reuniones para dar resultados, aparentando ser unos verdaderos apoyos para sus jefes inmediatos, a la institución y atención al cliente, pero en realidad no aportan en nada al buen funcionamiento del trabajo en equipo, abusando con su prepotencia característica, producto del nepotismo por el cual fueron contratados, utilizando además influencias para meter a sus amigos, allegados y hasta familiares en puestos en instituciones cercanas a ellos.

Hace falta un manual de funciones por cada puesto institucional y además un procesos de fiscalización social para exigir calidad total en los servicios públicos ante la falta de una Ley de Servicio civil que regule la función pública para que no lleguen los recomendados de siempre cada cuatro años, porque estoy seguro que si hacemos un sondeo o investigación en todas las instancias de los poderes del estado nos llevaría una gran sorpresa al ver mucha gente que fue recomendada y que ni siquiera ha hecho algo por ganarse el puesto y mucho menos por la comunidad.

Los códigos de moral y ética más los términos, perfil y manuales de funcionamiento deben ser visibles en las paredes de las instancias gubernamentales para que el usuario sepa a quien tienen como empleado público porque hay personas que no son gratas para ocupar esos cargos y mucho menos para la comunidad que quisiera verlos a kilómetros de distancia y no ocupar dichos cargos.

Urge tener más presencia como sociedad para el control de nuestros funcionarios y delatar públicamente aquellos que se la pasen mamando se la teta del estado sin hacer nada por ganarse el salario, porque no se vale que en un país con grandes flagelos sociales estemos pagando con nuestros impuestos a estos haraganes que a veces hasta comida, gastos de representación, casa, entre otros privilegios se les provee de parte del gobierno.

Es una injusticia que un país con gente muriéndose del hambre, haya empleados súper, súper mega pagados.

Es necesario hacer cambios constantes en los puestos para que no se acomoden y no quieran reinventarse la mejor manera de servir cada día mejor, porque una persona luego de tres a cinco en un cargo se siente intocable y a veces ya no genera, porque se debe ver que le ha aportado a la comunidad en la región donde presta sus servicios, haciendo encuestas públicas de su proceder como empleado público.

Haga un ejercicio, acérquese a una institución de gobierno y verá algunos empleados muy amables, pero hay unos con caras fruncidas y gestos faciales asusta niños, allí sí, como diría un amigo “Ni borrachos se ponen contentos”.

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