NO CAIGAMOS EN LA TRAMPA
Gracias a la oportunidad que me otorga este prestigioso medio de comunicación y ante la coyuntura nacional, he venido hablando durante semanas consecutivas sobre lo que, en su momento, realizaron los constituyentes experimentados y nosotros, como constituyentes jóvenes, apoyamos para dar claridad a las fases de un proceso eleccionario.
Sin embargo, cotidianamente los constituyentes nos vemos obligados, una y otra vez, a manifestar que lo que están haciendo no contiene el espíritu e intención de la constituyente. Esto ocurre especialmente cuando esas acciones se amparan en leyes que tergiversan el sentido, tanto de la Constitución Política de la República, como de la Ley Electoral y de Partidos Políticos; o bien cuando se pretende dar una interpretación errónea a la carta magna, como consecuencia de intereses personales o de grupos que anteponen leyes, reglamentos y disposiciones inferiores a la línea constitucional.
Recalco que no hay manera de qué Bernardo Arévalo no tome posesión el 14 de enero como presidente electo. También he dicho y reitero que aunque cancelen temporal o definitivamente a Semilla, Arévalo y su vicepresidenta no necesitan de la agrupación para tomar posesión y ejercer sus funciones frente al Ejecutivo. La cancelación y la toma de posesión son procesos separados.
La pregunta es reiterativa en cuanto a lo que buscan aquéllos que plantean demandas, piden capturas y allanamientos, sin que precisamente sea para cancelar a Semilla. Lo que buscan es tener excusas para que se cancelen o anulen las elecciones; algo que no se suscitará porque las únicas razones para anularlas legalmente no se dieron y por la fuerza el actual Ejército de Guatemala no se prestaría a tal extremo. Tampoco los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) avalarían una ilegalidad de tal magnitud, ya que, además de arriesgar su carrera profesional, tendrían que explicar por qué no defendieron el proceso democrático y el sistema republicano establecido constitucionalmente y siendo los juristas reconocidos que son, ese tema si no juega con ellos y ellas.
He expuesto en mis columnas la intencionalidad de quienes están detrás de la petición de cancelar a Semilla; y tras varios análisis, todos los caminos conducen al mismo lugar. Lo que pretenden no es posible, no hay ley que respalde tal planteamiento, no hay tiempo para hacerlo; y lo más importante, no hay un respaldo de la población para llevarlo a cabo.
Mientras grababa Roberto Alejos Podcast al lado de mi amigo Daniel Haering, coincidimos en señalar que ojalá se llegara al punto en el que se dijera abiertamente que quieren cancelar las elecciones. Dijimos “ojalá ganen” porque eso sería el final de quienes están atrás de esa intención. Eso nos permitiría saber, con nombre y apellido, quiénes realmente han generado este entramado político-judicial. Suena loco, pero sería interesante pues sería su entierro civil y político definitivamente.
Los constituyentes hemos dicho infinidad de veces -y seguiremos diciéndolo- que La Ley Electoral es una ley de carácter constitucional respaldada por los artículos de la Constitución que son claros en cuanto a la competencia penal. Pero, penosamente como ciudadanos, hemos reaccionado atendiendo solamente el ámbito judicial ¡cayendo en la trampa!
NO SE VALE que, a estas alturas, mientras el pueblo espera que el nuevo binomio presidencial y sus equipos se enfoquen en una organización que evidencie señales de un verdadero cambio, estemos gastando energías en temas judiciales.
YA ES HORA de que un buen equipo de juristas atienda la temática judicial que tarde o temprano deberá llegar a su fin; y de esta manera, permitir u obligar al binomio a enfocarse en el diálogo y la negociación con los sectores que aman y creen en la democracia, y de donde surja una fuerza única para que el país salga adelante con el gobierno que elegimos, hayamos o no votado por él.
Estoy a favor de las manifestaciones públicas en defensa de la democracia y de la voluntad popular, pero debemos enfocarnos en lo que viene y erradicar la cooptación del Estado. Caso contrario, prematuramente, la población se decepcionará aun cuando Semilla no haya llegado al poder. Las expectativas son grandes y la tonta confrontación que mantenemos también. Pongámonos de acuerdo en lo básico, que esto no tiene ideología.