José Roberto Alejos Cámbara

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Hace cuatro años, en la primera vuelta, mi señora madre nos invitó a desayunar antes de ir a votar.  Habíamos planificado acompañarnos unos a otros a nuestros respectivos centros de votación que los cuales estaban en el mismo sector. En la mesa fue imposible no preguntar ¿y por quién vas a votar? 

Todos empezaron a dar nombres y a exponer el motivo de su inclinación. Sorpresivamente, los más jóvenes plantearon sus ideas y argumentos de forma animada y entretenida, mientras el resto escuchaba cortésmente. Otros, los indecisos, pudieron cambiar de opinión luego de poner atención a los motivos de los demás. Fue un ejercicio valioso en donde cada quiencada uno tuvo un espacio para ser escuchado sin que lo criticaran o agredieran. No hubo altercados, solamente un diálogo ameno. Cuando, alegremente, fuimos a votar decíamos “Se fue un voto para fulano o para fulana… ya lo diste, aunque no vaya a ganar”.

Como dije, fue un ejercicio magnífico, especialmente en una sociedad en donde no hay cultura de diálogo, en donde no es posible exponer lo que pensamos sin ser duramente criticados. No tenemos educación para entendernos, para escucharnos, para conocernos mejor y buscar esas posturas que nos unen;, nos gana esa capacidad de identificar lo que nos disocia. 

No hay político que no pregone que los problemas a resolver son la salud, la educación y la seguridad, que no afirme que vivimos en extrema pobreza y que somos “ganadores” en desnutrición; o que promueva el emprendimiento, que hable del desempleo. No falta la mención de decadencia del sistema penitenciario y de la administración de justicia. Tampoco falta, en el discurso trillado, la promesa de luchar contra la corrupción. Definitivamente son temas obligados en la arenga de un político o de quien se jacte de serlo. Incluyendo infraestructura y vivienda.

Y como tal, son premisas infaltables en la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y en el Movimiento Semilla. Pero el temala cuestión es que, no se trata de identificar el “qué”, sino el “cómo”, “con quiénes” y “con qué” van a solucionar esos y otros problemas que aquejan al país. Ninguno de los binomios se atrevió a mencionar la necesidad de las reformas constitucionales, los cambios que urgen a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Tampoco aludieron una reforma profunda a la Ley del Servicio Civil. Pero sí pregonaron, mutuamente, acusaciones, ataques, desinformación, y un desleal manejo de las redes sociales.

Démosles el ejemplo. Reunámonos en familia, con los amigos, en las asociaciones y en los clubes para discutir los planes de gobierno. Demos el ejemplo y empecemos a cambiar esa cultura dañina que impide grandes acuerdos, que no permite la tolerancia niy el respeto al pensamiento ajeno; y lo que es peor aún, infunde miedo a atrevernos a expresar nuestra posturadecir las cosas de frente.  

Muchas personas me han dejado de hablar, me han bloqueado de sus contactos y, en el peor de los casos, hablan muy mal de míi por algo que dicen que dije, porque leyeron algo que mal interpretaron,; y muchos se han distanciado ¡Todo porque simplemente no coincidimos en la forma de pensar!

Recientemente devolví un documento con un mensaje escrito manifestando molestia de mi parte; y el destinatario me respondió usando mis palabras “NO SE VALE que me mandés a devolver el documento con una carta acompañada de un reclamo”, de inmediato recapacité y le mandé a decir “tenés toda la razón, te debo un café especialmente porque yo insisto en que frente a una taza de café todo se puede arreglar”. 

 Estamos obligados a dar el ejemplo porque si algo necesita este país es el diálogo y la capacidad de aceptar el pensamiento y la postura de otros. No es posible que, sobre los grandes temas de país existanhaya decisiones unilaterales y no se permitan objeciones o bien puntos de vista diferentes. YA ES HORA de que empecemos a crear una nueva cultura de tolerancia, de respeto y apoyo, independientemente de nuestra forma de pensaros pensamientos y de la inclinación para elegir al próximo presidente de Guatemala 2024-2028. ¡Reunámonos a dialogar en estos días sobre el tema y desayunemos este domingo con la familia, con los amigos, con los colegas y salgamos a emitir un voto consciente, producto de diálogos y discusiones amenas!

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