José Roberto Alejos

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LO IMPORTANTE Y DAÑINO DE LAS ENCUESTAS ELECTORALES

De manera constante vemos cómo desde hace varias semanas han aparecido en las redes sociales, o bien en algunos medios de comunicación, diferentes encuestas sobre la situación política-electoral que se vive en el país. Se difunden, en diversas plataformas, de manera no oficial y pagados por interesados particulares, los resultados sobre quién ocupa el primero o el último lugar en la preferencia del electorado. ¡Todos los resultados son distintos! Eso ya es una luz de alerta.

El tema es complicado porque dependerá de la empresa que realice el sondeo, de quién esté financiando esas mediciones, de la muestra y de la variedad de ésta; y actualmente también se toma en cuenta el método empleado, ya que puede hacerse por teléfono, por redes sociales, de casa en casa, con fotografías, o hasta con una simulación de papeleta tal como era en el pasado.

Una vez realizado el estudio de mercado y la adaptación de la imagen se obtiene el producto, o sea al candidato. Entonces, se procede a la forma de vender ese producto y cómo transmitir el mensaje, pues ahora, lamentablemente, eso es lo más importante. Incluso, más que el carisma personal, el conocimiento, la capacidad y el acercamiento con la ciudadanía. Sobre eso escribí la semana anterior; sobre la diferencia de estar frente a frente con las personas, participar en debates o simplemente estar en las redes sin ningún tipo de contacto y en dónde se venden y se compran productos “armados” e irreales.

En escasos meses, esos métodos buscan, a toda costa, convencer a la población de que se trata de un producto totalmente nuevo, aun cuando sea una imagen que por años ha estado latente en el escenario y que a todas luces sólo muestra un cambio de empaque y erradas propuestas. Esos métodos también deberán cambiar el contenido y esa es, sin duda, la tarea más difícil, cuando se compara con un producto realmente nuevo con capacidad de moldearse y adaptarse, según los estudios, las demandas ciudadanas y la realidad nacional.

Una vez en el mercado, el candidato o producto, debe ser sometido a mediciones con el fin de conocer cuál ha sido su aceptación entre los ciudadanos y cómo podría ser, el día de las elecciones, la compra final del producto por los guatemaltecos, quienes deberán entender que, si optan por un candidato errado, no habrá devolución de su dinero -si fuera un producto material- porque en Guatemala no hay revocatoria de mandato y lamentablemente ese producto errado estará vigente por cuatro años.

Las encuestas que antes se hacían a pie, de casa en casa y se tabulaban a mano, permitían corregir el rumbo, replantear posturas, cambiar estrategias, etc. Hoy en día, la tecnología permite hacer estudios y evaluar resultados de forma inmediata, pero esas tecnologías también permiten la manipulación de la opinión pública, impiden saber si son resultados reales o incluso si son encuestas reales, y todo, absolutamente todo, dependerá de quien esté financiando la medición.

NO SE VALE que ante tanta “fabricación de productos” o cambio de empaque de otros, y ante tanta encuesta financiada por interesados anónimos, nos inclinemos por quien simplemente encabeza una encuesta sin conocer su plan de gobierno o sobre cómo pretende solucionar la crisis del país. YA ES HORA de implementar métodos que impidan engañar al votante o ¿será que debe ser el propio votante quien no debe permitir ser engañado?

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