José Roberto Alejos Cámbara

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No todo lo moderno trae calor humano en la política

Con la revolución de la tecnología y la llegada de las redes sociales, también ha evolucionado la forma de hacer política. En el pasado, los políticos y los partidos dependían en gran medida de la publicidad tradicional: carteles, anuncios radiales y televisivos, distribución de folletos y panfletos, todo para acercarse a la población. Sin embargo, con el aumento de las plataformas sociales, actualmente las campañas electorales ya no se disputan solo en mítines al aire libre.

Las redes sociales se han convertido en un espacio en el que los políticos pueden convencer a los votantes y trasladar sus mensajes y propuestas, sin límites temporales o espaciales, dada su accesibilidad las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Además, facilitan información sobre los usuarios, incluyendo edad, género, ubicación, intereses y mucho más, lo cual permite adaptar los mensajes hacia públicos objetivos específicos.

Entonces, ¿cuál es la diferencia entre hacer campaña política a través de las redes sociales y la forma tradicional de interactuar con la población? Sin duda, la mayor diferencia es la escala de alcance y la facilidad de acceso. Es la interacción para responder preguntas, compartir puntos de vista sobre temas de actualidad, y recibir comentarios y sugerencias de los cibernautas. Las redes sociales permiten esa comunicación de doble vía y es algo que puede ser muy útil para los políticos que buscan atraer al sector de votantes jóvenes, quienes tienden a ser los más activos en los medios sociales.

A pesar de ello, también hay algunas desventajas cuando se hace campaña política en las redes. En primer lugar, no todas las personas tienen acceso a Internet, lo que significa que algunos sectores de la población pueden quedar excluidos y no llegar a conocer las propuestas ofrecidas. Asimismo, aunque las redes pueden alcanzar un público más amplio, también pueden dejar al margen al grupo etario de personas que no utiliza estas plataformas, por ejemplo, las de edad avanzada.

Otro aspecto a considerar es que la información que se comparte a través de las redes sociales puede ser menos confiable que la que se presenta en medios de comunicación tradicionales. Las noticias falsas (fake new) y la desinformación son grandes inconvenientes y los políticos pueden incurrir en la tentación de compartir información incorrecta o engañosa para obtener más atención. Además, las redes pueden ser un campo de batalla para las tácticas negativas de campaña, tal como la difamación, la difusión de rumores y las ofensas.

En conclusión, aunque las redes sociales han transformado la forma en la que los políticos hacen campaña, no reemplazan las formas tradicionales de contacto directo con la población. Porque, aunque, ofrecen un mayor alcance y acceso, y permiten llegar a una audiencia más amplia y específica, le resta calor humano a la comunicación. Por lo tanto, es importante que los políticos y los partidos utilicen un enfoque equilibrado que combine tanto las redes sociales como la interacción directa con la población.

NO SE VALE que la población vote por personajes irreales “fabricados” de manera atractiva y moderna y que pasen por alto las propuestas de temas de fondo que necesitan solución. YA ES HORA de promover más contacto con la población en las campañas. Además, en lo personal, esa es la parte más linda de una campaña. Prueben… descubrirán que proporciona un liderazgo genuino. Algunos que están en la contienda lo saben, sobre todo, quienes ya hicieron gobierno real. Nada como ver a las personas a los ojos y compartir una sonrisa genuina, un abrazo de apoyo mutuo.

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