José Roberto Alejos Cámbara
No hay mayor satisfacción que recibir comentarios, críticas, aportes y consejos de quienes me honran al leer semanalmente mis entregas contribuyendo para que estas sean más enriquecedoras. Es gratificante absorber datos de quienes son conocedores del tema sobre el que se escribe y aportan al archivo histórico de mis escritos.
Muchas son las personas que esperan el seguimiento de mi columna, ya que en ella relato cómo fue mi incursión en la política y cuáles fueron esos temas que marcaron el devenir inicial de mi vida como diputado ahora ya constitucionalista. Semanas atrás mencioné que el tema del deporte obligó a discusiones y análisis aún antes de asumir el cargo; su importancia partía del interés de un manejo apegado a las reglas.
Uno de los aportes recibidos hace ver que la autonomía del deporte venía de la Revolución del 44. Otros lectores comentaron, con válida ironía, que fue el doctor Giammattei -padre- quien más defendió la autonomía del deporte olímpico y el respeto por las reglas del Comité Olímpico Internacional (COI) para evitar injerencias políticas.
Agradezco la corrección recibida sobre la autoría de la frase “un deportista más un delincuente menos” que erróneamente acredité al profesor Rubén Alfonso Ramírez y no a Miguel Ángel Ordóñez del programa televisivo el Deportito; ofrezco disculpas al tiempo de darme cuenta que muchas personas leen mi columna y eso me hace estar agradecido porque me permite ver que el hábito de la lectura permanece.
También hubo comentarios que afirman que la Junta Directiva actual, que no participó como consecuencia de una denuncia interpuesta que impidió que sus integrantes obtuvieran finiquito, venían incurriendo en actos de corrupción y malos manejos. A esto sólo puedo decir que son temas distintos, cualquier acusación en éste y en cualquier otro tema, únicamente puede dilucidarse en los tribunales y sólo un juez puede ordenar que los responsables paguen por los señalamientos. Pero, lo que no es justificable bajo ninguna arista, es el irrespeto a la Constitución Política de la República y a las leyes del país, valiéndose de acusaciones falsas que el mismo MP desestimó.
Los constituyentes fuimos soñadores con el tema del deporte -y otros que veremos en futuras oportunidades fue quizá esa postura idealista la que nos arrastró a arruinar la situación y a evitar que en verdad fortaleciéramos varios temas.
En el caso del Deporte Olímpico y bajo un enfoque de Derechos Humanos, todo Tratado, Convenio o Reglamento, a nivel internacional, prevalece sobre cualquier actitud antojadiza a nivel nacional. Internacionalmente llevan años de discusiones y consensos con miras a fortalecer el sistema, mientras aquí la lucha se centra en cooptar todo el sistema deportivo provocando que estemos suspendidos de cualquier competencia nacional o internacional.
Muchos sabrán cuánta preparación requieren estas disciplinas deportivas, todo lo que conlleva la ilusión de esperar la fecha de una competencia, cuánto esfuerzo, años y dinero se invierten en esa preparación. También sabrán que el tiempo transcurre y no competir ahora significa, en muchos casos, no hacerlo jamás porque estas justas deportivas tienen límite de edad lo que deja un escenario adverso, sin tiempo y sin oportunidad.
Esta triste conclusión es un ejemplo de lo que está sucediendo no sólo con nuestro deporte sino a nivel general. Algo habrá que hacer para frenar la destrucción de la institucionalidad y corregir el rumbo. Yo sigo sosteniendo que la única salida es participar, no dejarse. Es gritar contra lo mismo, expresar un basta, un NO SE VALE, ya que de no hacerlo… seguro estoy que saldrá más caro “el caldo que los frijoles”.