Roberto Alejos Cámbara
En mis columnas anteriores, he mencionado a personajes que participaron en el Golpe de Estado de 1982 y de cómo permanecen vigentes, unos más y otros menos, en la realidad nacional. Uno de ellos es Ricardo Méndez Ruiz, quien fuera secuestrado en este período en que su progenitor, Ricardo Méndez Ruiz Rohrmoser, quien se desempeñó como ministro de Gobernación.
Conozco a Méndez Ruiz hijo y a su familia desde hace mucho tiempo, lo cual me hace conocedor de su historia, aunque dejé de verlo desde la época de su secuestro cuando junto a su hermano, Juan Pablo, compañeros de la Landívar apoyamos para su retorno, Alejandro Maldonado Aguirre quien llegó a ser presidente transitorio de la República, nos apoyó para reducir la edad para participar y así como consecuencia de esos días, nos involucramos en política, a él, lo vi en la época en la que ganó Álvaro Colom.
Más adelante Méndez Ruiz estaba al frente de la Fundación Contra el Terrorismo (FCT) y en enero de 2019, publicó en su cuenta de Twitter “Fui objeto de un secuestro salvaje a manos del terrorismo marxista en 1982 y no espero que nadie me pida perdón por nada y tampoco espero que nadie se arrepienta por ello. Solamente quiero que se respete la Ley de Reconciliación para poder vivir en un país en paz”. Muchos podemos estar o no de acuerdo con su manera de pensar, con sus declaraciones y con la incidencia que tiene en la vida política del país. Sin embargo, es inevitable dejar de ejemplificar el caso de Méndez Ruiz y de cómo la influencia familiar y lo que le sucedió en el pasado repercuten en su presente y en el entorno político del país.
Derivado de su secuestro, Méndez Ruiz presentó una demanda contra quienes, asegura fueron sus secuestradores, pero a la fecha, el proceso no ha tenido avances. Desde la Fundación, Méndez Ruiz acciona contra quienes llama terroristas y “chairos”, un término marxista-comunista que él insiste en emplear. Entendiendo así, la razón del nombre de su Fundación.
Su padre escribió el libro “Crónica de una vida” y en él relata todo lo que hizo, incluso cuando trató de convencer a los socialistas democráticos de participar en la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), dejando de lado su radicalismo.
Ríos Montt instituyó, mediante Decreto 65-82, un Consejo de Estado, presidido por Jorge Serrano Elías, quien años después fue presidente de Guatemala. Este Consejo era un órgano consultivo destinado a estudiar y presentar soluciones a los problemas de desarrollo social, económico y político de la nación. Estaba integrado por 60 personas, 30 titulares y 30 suplentes entre políticos, tecnócratas y personas públicas nombradas por el gobierno.
Es posible citar, por ejemplo, a Francisco Bianchi, Álvaro Contreras Valladares, Federico Fahsen, Alfred Kaltschmitt, Harris Whitbeck Piñol, Óscar Clemente Marroquín, Amílcar Burgos, Raquel Zelaya, Ricardo Asturias, Ernesto Viteri y Julio Vielman. También figuraron Ramiro Castillo Love, Víctor David Benchoam Perera, Juan Carlos Simmons, Roberto Carroll Ríos Sharp y Rafael Viejo Rodríguez. Muchos siguen vigentes, unos cambiaron su forma de ser y pensar, y otros, puedo decir con agrado, han mantenido la misma lucha para lograr un país republicano, democrático, incluyente y, sobre todo, participativo.
El diálogo y la negociación han sido mis estandartes, sin los cuales no es posible retomar el camino construido con esfuerzo con las reformas del 82. ¡Aquel excelente intento se está perdiendo! No todos los que integraron el Consejo de Estado merecen mención, pero muchos de ellos, y el papel que jugaron en su momento, forman parte del pasado y presente de nuestra historia.