José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Tras el Golpe, el Consejo de Estado fue integrado por personalidades que merecen ser citadas como consecuencia del papel histórico que jugaron en el proceso y por las acciones que interfirieron en el rumbo actual del país. Personalidades allegadas a José Ángel Lee, que apoyaron a la construcción de la nueva democracia, como Figueredo Ara y Víctor Hugo Godoy, quienes también estaban convencidos de que la ANC estaba destinada a cumplir con un mandato que nos conduciría a un consenso que se perdió en el camino.

En el caso de Víctor Hugo Godoy, su vigencia fue más latente con cargos relevantes, siendo el último durante el gobierno del expresidente Jimmy Morales (2016-2020), cuando estuvo al frente de la Comisión Presidencial de los Derechos Humanos (COPREDEH), cargo al que renunció por no estar de acuerdo con la lucha emprendida contra la CICIG. Otra de esas figuras con permanencia en la cosa pública es la del Teniente Coronel Héctor Mauricio López Bonilla. Este militar, siendo muy joven, jugó un papel relevante en el Golpe de Estado de 1982 y fue llamado a formar parte del equipo dada su cercanía con el general Efraín Ríos Montt.

Su formación como kaibil permitió a López Bonilla infiltrar una columna del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) la cual fue aniquilada. Esta brutal acción es conocida como “Operación Xibalbá”. Con la información obtenida fue posible, para el Ejército, planificar una ofensiva militar que dejó como resultado las operaciones de tierras arrasadas que sumaron por lo menos 35 mil muertos y decenas de aldeas desaparecidas, de acuerdo con informaciones periodísticas y análisis de instancias internacionales. Sin embargo, la relación que López Bonilla mantuvo con líderes del Movimiento Insurgente también causó el recelo y la desconfianza de los militares y esta incomodidad lo obligó a su retiro prematuro de las filas castrenses.

El General Otto Pérez Molina, en tiempos del presidente Álvaro Arzú (1996-2000), lo asignó para las pláticas de paz junto con Gustavo Porras. La “Operación Xibalbá” le permitió a López Bonilla establecer mecanismos de comunicación y crear, inexplicablemente, estrategias de confianza con el bando contrario, permitiendo acelerar el proceso de Paz. Esto y más podría mencionarse del papel que jugó en esta parte de la historia y de cómo se mantuvo vigente hasta llegar a ser parte del grupo ministerial del Partido Patriota (PP), desde donde pudo ejecutar acciones y tácticas que en su oportunidad y públicamente calificó como “necesarias para el país”. Quizá es por eso que es posible comprender por qué Byron Lima lo llamó traidor cuando, como Ministro de Gobernación, López Bonilla develó cómo era la red de operaciones que Lima manejaba desde la prisión y que lo había hecho millonario.

El sistema va cambiando a la gente y las buenas intenciones se pierden en el camino. ¿Por qué ahora este militar retirado, que tuvo mucha incidencia en la historia del país, está siendo juzgado en procesos por corrupción y resignado a la extradición por el supuesto delito de narcotráfico? Otra figura que también fue parte de la historia es Ricardo Méndez Ruíz quien, por ser hijo del ministro de Gobernación, fue víctima de secuestro durante este período, un extremo que posiblemente definió su postura actual, supuestamente ideológica y de la cual hablaremos a futuro.

Mientras tanto, es válido meditar sobre lo que hace que las personas cambien y lo que hace que las acciones de otros cambien el rumbo de un país. Pero ¿qué estamos haciendo los demás para evitar que esto continúe?

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