Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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La semana pasada en este mismo espacio intenté dar un breve esbozo y aclarar las diferencias entre los sistemas de gobierno, los sistemas económicos y las ideologías.  Entenderlas es muy importante para no caer en el juego de la polarización ideológica que tan dividido tiene a este país y de la que muy pocas personas han obtenido tantos réditos.

Mientras nos peleamos por ser de uno u otro bando, capitalista o socialista, “miwateco” o “chairo”, libertario o comunista, conservador o progresista, y un sinfín de pintorescos nombres, el presidente y el centro de su gobierno, han tomado el control de prácticamente todas las instituciones del Estado.  Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el Ministerio Público, el Tribunal Supremo Electoral, el Banco Central, la Universidad de San Carlos, la Contraloría General de Cuentas y hasta la Procuraduría de los Derechos Humanos han sido tomadas, en algunos casos literalmente, por el oficialismo.

Han allanado el camino para que en las próximas elecciones puedan reelegirse sin ningún inconveniente.  Y la persecución, apenas empieza.  De primero van por los fiscales que les han resultado incómodos.  Luego seguirán los medios de comunicación y los comunicadores no afines, así como la oposición políticaControlar al monopolio de la persecución penal en un país otorga un poder sin límites, de allí la importancia de la designación de la Fiscal General.  Esto les brindará también “nuevosaliados políticos.  Dos exministros de Comunicaciones acusados de corrupción, muy pronto recuperarán su libertad, gracias a los “buenos” oficios del Ministerio Público.  La reciente suspensión de todas las asambleas de la UNE nos confirma que quien no esté alineado con el oficialismo tendrá consecuencias.

Este camino no es nuevo, es de “larga data”, como expresó un lambiscón funcionario del Fondo Monetario Internacional en su “reporte” oficialista.  Este camino ya ha sido recorrido por presidentes en países no tan lejanos.  Lo inició Hugo Chávez en Venezuela, donde actualmente su heredero, el bufón Nicolás Maduro (en realidad es Diosdado Cabello quien maneja el país), sigue el libreto del finado líder “bolivariano”, lo perfeccionó la pareja Ortega-Murillo en Nicaragua, quienes están muy cerca de instaurar un sistema unipartidista en su país, Bukele en El Salvador sigue los pasos y muy cerca vamos los guatemaltecos, de la mano de Giammattei y el centro de su gobierno.  La única diferencia entre Bukele y Giammattei radica en el altísimo grado de popularidad que tiene en su país el gobernante salvadoreño, a diferencia del guatemalteco.

Estamos en las puertas de una dictadura que se materializará en las elecciones del próximo año, y lo único que hacemos es observar, pasmadamente, sin articularnos, sin protestar, sin siquiera levantar un dedo por evitar caer en ese abismo que es ser gobernados por un tirano con el control total y absoluto del Estado.  Para los jóvenes, que no tienen ni la más mínima idea de lo que es vivir bajo un régimen totalitario, va a ser un durísimo golpe que tendrán que asimilar y se arrepentirán de no haber actuado y articularon cuando pudieron.  Este nuevo paso hacia la tiranía exacerbará aún más la diáspora guatemalteca hacia el norte, negocio redondo para el gobernante y su círculo, debido a que el mismo flujo de remesas, que es consecuencia directa de la rampante corrupción del gobierno, es el que mantiene la estabilidad económica y el consumo interno, elementos indispensables para presumir de “logros” económicos.

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