Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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La situación del Presidente Arévalo es excelente, con apoyo nacional e internacional que rara vez ha logrado un mandatario guatemalteco -le impulsan los Pueblos Ancestrales, organizaciones políticas honestas, el movimiento social y popular, la Diáspora, la solidaridad internacional y la comunidad internacional, la cual le reconoce su legitimidad y su plan de transformar el país. Se distinguen, sin embargo, los grandes y numerosos obstáculos a su gobierno, y la terquedad de las mafias criminales y corruptas que insisten en derrocarlo. Las fuerzas favorables cuentan con mayor poder, como se demostró con el triunfo el 20 de agosto y la defensa del mismo hasta el 14 de enero, superando uno a uno los sucesivos planes para arrebatarle el gobierno.

Reflexionemos que no existe Estado de derecho, al haberse apoderado las mafias de organismos claves del sistema de justicia, mediante los cuales han desatado su “guerra judicial” contra los sectores honestos. Las mafias enquistadas violan la Constitución y otras leyes; pero se apoyan en retorcimientos de la ley para tratar de impedir que el gobierno ejerza sus irrenunciables derechos constitucionales. Si yo estuviera en la posición de Arévalo, analizaría que para resolver la inconstitucionalidad y la ilegalidad de las instituciones cooptadas -MP, CSJ y CC- hay que tomar medidas políticas, además de las medidas legales en marcha. Lo político, que obedece a las demandas del Pueblo, tiene preeminencia sobre la quebrantada legalidad.

Arévalo tomó una medida legal y constitucional al pedir al Congreso de la República modificar el Artículo 14 de la Ley del MP, y seguirá con dicha medida, pese a no haber reunido quórum para discutirla y el amparo provisional otorgado por la CC a Porras. Es falsa y peligrosa aseveración la que se hace al decir que el oficialismo fracasó “por no socializar la iniciativa de reformas a la Ley del MP”. No, se sabe la conformación del Congreso, con presencia numerosa de mafiosos, corruptos y golpistas, que se alinean por ideología o por dinero. Adicionalmente, se denunció que muchos congresistas fueron amenazados, hasta de muerte, si acudían a la sesión convocada a petición de Arévalo. Se conoce que extorsión, amenazas y venganza son armas de Porras para tratar de imponer su voluntad. Debido al cáncer que corroe al MP y su insistencia en el golpe de Estado, acto de rebelión y sedición, yo capturaría a la Sra. Porras y la pondría en un avión rumbo a Panamá, para hacerle compañía al expresidente Serrano. Por el mismo delito de rebelión y sedición ordenaría la captura y prisión de los capos del golpe en el Congreso, la CC y el sistema de justicia. Son medidas políticas, para permitir la gobernabilidad del país. De inmediato procedería a elegir a personas probas para la CC, bajo nuevo proceso aprobado por la ciudadanía. Expongo estas medidas políticas, porque dudo que el presidente Arévalo las tome, ya que él prefiere atenerse a las condiciones del Estado actual, por muy ilegal e inmoral que sea. Recordemos que ninguna crisis política grave se ha resuelto por la vía legal, aún bajo la Constitución que hoy nos rige.

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