Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

post author

Mi saludo a las mujeres en su Día y mi exhortación a que lideren los sustanciales cambios en el país. La ciudadanía votó a favor de Semilla, Arévalo y Herrera, para extirpar el cáncer de la corrupción, más que para apoyar el plan de trabajo de Semilla, el cual, por bueno que sea, no se realizará si las mafias en el Estado lo obstruyen, como han hecho desde el primer día de gobierno. Un análisis preliminar nos permite identificar aspectos que deben ser modificados, tanto en la Constitución como en otras leyes, para permitir que un gobierno honesto funcione. ¿Cómo eliminar las mafias del Estado? En primer lugar, hay que quitarles los instrumentos de poder, básicamente la Fiscalía General y la CC. La Constitución da facultad al Presidente de remover a quien sea Fiscal General, en caso de causa grave. Una ley menor, del MP, establece un procedimiento para establecer dicha causa grave, que resulta casi imposible usarlo hoy. Un primer cambio importante es modificar el artículo de dicha ley con carácter de urgencia nacional. Las faltas gravísimas de Consuelo Porras saltan a la vista.

La CC en sus treinta y nueve años de existencia ha actuado, positivamente, a lo máximo en dos años, con Gloria Porras, y en contadas ocasiones en el resto del tiempo. En general, ha sido guardiana de los intereses de los ricos y poderosos del país (en manos de la familia Ríos Montt por años). Les ha defendido aún a costa de decisiones francamente inconstitucionales y, en materia de amparos, para los cuales, estúpidamente, se le asignó rol supremo, ha fallado según los intereses del CACIF y otros grupos de poder.  El Pueblo no ha recibido ningún beneficio de su accionar; es el candado de los poderosos. Nosotros proponemos que la CC desaparezca por reforma constitucional. Esperar a que sus corruptos magistrados sean cambiados en dos años no resuelve el problema de sus abominables decisiones en este período, y sin garantía de que los nuevos magistrados sean diferentes. Sugerimos que sea sustituida por un Tribunal Constitucional que tenga como finalidad única determinar la constitucionalidad o no de las acciones del Estado y que sus magistrados sean electos por la ciudadanía.

La dramática situación política de los pasados doce años obliga a introducir el artículo revocatorio, vía reforma constitucional. Tanto Otto Pérez y Jimmy Morales como Giammattei fueron enfrentados por la ciudadanía con reiteradas peticiones de renuncia. Fue un gran triunfo que Pérez renunciara; pero, pese a las movilizaciones y acciones políticas de la población, Jimmy y Giammattei las ignoraron con prepotencia. Se ignora que la soberanía radica en el Pueblo y que éste tiene la potestad de quitar a las personas electas si éstas actúan contra los mejores intereses del país. El artículo revocatorio debería poder ser aplicado a todo funcionario del Estado, por referendo convocado por solicitud de cinco mil ciudadanos, excepto en el caso de la presidencia y vicepresidencia, para el cual la solicitud debiese ser firmada por cincuenta mil. Se terminarían los casos de quienes se creen intocables, como la Fiscal General y la CC.

Artículo anteriorEl espíritu nacional: un desastre
Artículo siguienteEl MP se convirtió en una policía política