Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Estamos a tiempo de evitar la explosión política, que llevaría a un estallido social, una insurrección nacional o un conflicto armado interno. Las mafias corruptas deben entender que perdieron el control del país, aunque aún manejen piezas claves -CC, CSJ y MP, y a los peores funcionarios en todo el Estado, incluido el presidente. El TSE, antes de claudicar, logró declarar INALTERABLES los resultados de las elecciones del 25 de junio y el 20 de agosto. Lo ha ratificado la comunidad internacional y hoy lo ha aceptado el CACIF. Bernardo Arévalo y Karin Herrera serán Presidente y Vicepresidenta constitucionales de la República de Guatemala, a partir del 14 de enero de 2024, y las y los diputados electos por Semilla tomarán posesión de sus cargos el día anterior, como bancada oficial o independientes.

Las mafias corruptas, que ahora tienen pánico de salir a las calles al ver la indignación de la gente, todavía maquinan tretas y planes para evitar el colapso de la dictadura de la corrupción. Siguen dando manotazos contra quienes consideran “sus enemigos”, como han hecho contra Claudia González y ahora hace la CSJ contra Aldo Dávila, retirándole la inmunidad de diputado. Hasta se inventó Porras una acusación banal –por la que debería ser despedida por abuso de autoridad y violación del derecho a la libre expresión- contra Samuel Pérez, diputado de Semilla, por “incitar a la defensa de la voluntad popular”. Son actuaciones fuera de la ley del MP, por lo que la población queda autorizada a capturar a las y los integrantes de la larga Lista Engel y llevarlos a prisión por golpistas.  Los resultados electorales son INALTERABLES; pero debemos enfrentar las maniobras de las y los de la Lista Engel con dos grandes fuerzas. Primera, la fuerza del Pueblo en las calles, utilizando las medidas posibles, incluidos los paros, bloqueos y huelgas de brazos caídos, para forzar a CACIF a expulsar a las y los golpistas, comenzando por Porras, Curruchiche, Monterroso, Orellana y Giammattei -ya el Estado guatemalteco no necesita a este mandatario; su salida inmediata impedirá que se refugie en el Parlacen. Segunda, la presión internacional; pero no limitada a declaraciones. La OEA debe aplicar la Carta Democrática a cabalidad y los países donantes deben demostrar su compromiso con el Pueblo: detener las donaciones hasta que Arévalo asuma.

Puede ser que las mafias corruptas ignoren a la comunidad internacional y se insubordinen a EE. UU., así como que, quienes pecan de mentalidad criminal y represiva -al punto de apoyar el genocidio de Israel contra Palestina- quieran lanzar policías y militares contra la población civil guatemalteca. Pueden ilusionarse con “un gobierno propio”, pero ese actuar irresponsable tendría que enfrentar una insurrección nacional. Puede ser un estallido social, como el que las juventudes de Chile detonaron en 2019; puede ser un alzamiento de fuerzas armadas, como la del 13 de noviembre de 1960; puede ser un movimiento revolucionario armado que construya una Guatemala distinta; o puede ser una combinación de todos ellos. No permitiremos, Patria, que “tiranos escupan tu faz”.

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