Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Giammattei ante la Asamblea General de la ONU en su 78º período de sesiones fue un fiasco, mostrándose como farsante y mentiroso. Con su críptico mensaje sobre el país, en donde asegura por enésima vez que entregará el gobierno al “presidente electo”, sin mencionar que sea Bernardo Arévalo (de la misma absurda manera con que Sandra Torres no acepta la victoria de Semilla) no convence a la comunidad internacional de que sus verdaderas intenciones no sean dar el “autogolpe”. ¿Mantienen Torres y Giammattei el siniestro plan de que sea la perdedora la nueva presidenta?  Lo que es evidente es que el presidente no hace nada por parar las maniobras deshonestas de Porras y Curruchiche en el MP, que buscan evitar que el binomio de Semilla asuma, y además presiona a la CC y a la CSJ, para que no se resuelvan favorablemente los amparos planteados por ese partido. Las respuestas a las “resbalosas” posturas del régimen guatemalteco en torno a los resultados de las elecciones se dieron, primero, en el seno de la OEA, en donde el informe de la misión electoral en Guatemala y el del Secretario General coinciden en que hay ataques del MP y el sistema de justicia contra el presidente electo Arévalo. Se condenan las artimañas judiciales para el “golpe de Estado”.

Ante las amenazas en la OEA de medidas económicas concretas si el gobierno no cumple con la Carta Democrática, Giammattei se quejó en las Naciones Unidas de “injerencia internacional” en las elecciones. Fue él quien solicitó la presencia de una misión observadora internacional, cuando creía que el plan para manipularlas era perfecto –una segunda vuelta entre Torres y una persona integrante del “oficialismo”- y que la OEA le daría su sello de legalidad sin cuestionamiento alguno. Al pasar Semilla a la segunda vuelta el plan quedó desbaratado. La misión internacional ha exigido que se respeten los resultados y, por ello, ahora Giammattei le cuestiona su “injerencia”.  La respuesta a esta insensatez la dieron en sus respectivos discursos Lula, el Presidente de Brasil, y Fernández, el Presidente de Argentina, apoyando ambos la validez de la elección y señalando el claro peligro de golpe de Estado.

La misión internacional denunció la existencia del “Plan Colosio” para asesinar a Arévalo, que no ha sido investigado por el MP, demostrando total incapacidad o complicidad. Al no investigarse, constituye una amenaza latente, que Giammattei no hace nada por desvanecer. Así, mientras que él dice estar comprometido con la transición tranquila y pacífica, el clima político de incertidumbre subsiste, porque nadie cree en su palabra. Ha fallado en sus promesas, al no ser él quien gobierna. Las mafias oscuras que hacen de él un títere le indican qué debe decir y qué debe hacer, normalmente opuesto a sus palabras. Sugerimos a los presidentes de los países que han mostrado gran preocupación –Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Honduras, México y USA- que den seguimiento conjunto a la transición, hasta que Arévalo y Herrera asuman el gobierno el 14 de enero de 2024. El Pueblo de Guatemala está en las calles y participa; pero la solidaridad internacional es indispensable.

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