Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

No nos llamemos a engaño, el proceso electoral actual es un gran fraude. La solución lógica es anular el proceso y hacer nueva convocatoria, antes de seguir tirando el dinero a la basura. No lo hará este régimen, que necesita oxigenar su dictadura, aunque carezca de legitimidad. Piensa el régimen que, aunque Washington critica, no se atreverá a desmantelar la “falsa democracia” mediante alguna forma de “golpe blando”. Así, el proceso continuará, sin descartar diversas modalidades de violencia política, como ha denunciado un candidato presidencial de ser blanco de sicarios, pese al documento que el TSE hizo firmar a los partidos.

La maniobra del régimen puede ser derrotada o socavada, para que la dictadura sea débil y su derrocamiento por el Pueblo ocurra pronto. O actuamos o nos sometemos. Es la hora del “voto inteligente”. Dos de sus elementos son fáciles: no a la reelección de diputados, diputadas, alcaldes y alcaldesas, sin hacer excepciones; y voto castigo, es decir, no votar ni tolerar a personajes y partidos que han sido parte de la “maquinaria de la corrupción”, aunque ahora estén “maquillados”. La parte complementaria es la difícil: ¿por quién votar, entre las cinco opciones honestas: MLP, Semilla, URNG, ¿VOS y Winaq? El criterio general, aplicable a binomio, Congreso y alcaldías es votar por quien tenga mayores probabilidades de derrotar a las mafias corruptas. Puede no ser la mejor candidatura o no caer bien; basta con que sea honesta y pueda prevalecer. Hubiese sido preferible realizar la selección integrando un solo Frente y procediendo a elecciones primarias, como en otros países; pero no existió ni la oportunidad ni capacidad para seguir ese camino. Por ahora, cada ciudadana y ciudadano honesto debe trabajar con gran intensidad por “sus candidatos y candidatas” y acumular fuerza. El voto inteligente significa, no obstante, “no desperdiciar el voto”. En la última semana de mayo, las fuerzas honestas deben organizar o pagar una encuesta científicamente preparada. Se trata de tomar la fotografía un mes antes de la primera vuelta. Los resultados de la encuesta son para la reflexión y acción: se votará por la opción de binomio con mayores probabilidades de llegar a la segunda vuelta y criterio parecido se aplicará a congresistas y corporaciones municipales. Apuntemos a un Congreso con más de un tercio de gente honesta y a más de cien alcaldías probas.

Se escucha sobre “voto nulo” y su potencial. Tiene funcionalidad sólo en segunda vuelta para binomio presidencial en el caso de que las opciones honestas no califiquen. Si las dos opciones son de derecha y mafiosas, no hay mal menor, porque seguirá gobernando CACIF. Acá se puede forzar la repetición de la elección, aunque sin garantizar el cambio de candidaturas, haciendo que el voto nulo logre el cincuenta por ciento más uno de la votación de segunda vuelta. La Ley Electoral obliga a la repetición; pero no cambia el resultado final. Para el Parlacén, opino que debe votarse por URNG/Winaq, con el mandato preciso de reformar radicalmente dicho organismo o cerrarlo por haber demostrado su inutilidad en los más de treinta años de existencia.

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