Raúl Molina

Dirigentes de la “maquinaria de la corrupción” pensaron, al apoderarse del Poder Ejecutivo; el Congreso con ciento cinco miembros del Pacto de Corrupción; y el Poder Judicial, con una ilegal y eterna Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público “militarizado” y la Corte de Constitucionalidad, como candado, que esa perfecta maquinaria “ni Dios la detendría” en su propósito de consolidar la “dictadura de la corrupción legalizada”. Y fue cierto, no la detuvo Dios, porque han sido suficientes sus propias fallas para trabarse y atascarse. Para forjar la dictadura legalizada era indispensable que tuviese apariencia legal; pero las dos recientes fallas -el proceso de designación de Fiscal General y la elección del rector de la USAC- han dejado al desnudo que la maquinaria se maneja sólo en la ilegalidad. Su ilusión de un “Reich” de diez años no tendrá cuerda ni para este año.

El proceso de elegir Fiscal General ha sido calificado de sainete, a cargo de la Sra. Consuelo Porras, ya que se sabía que Giammattei se las ingeniaría para darle continuidad, como tapadera de las barrabasadas del Presidente  y los demás poderes. Porras ha favorecido a criminales y corruptos, al tiempo que persigue a la oposición, y lo ha hecho con tenacidad y especial rencor hacia personas honestas y sectores marginados. Con la prepotencia de quienes manejan la Constitución y las leyes a su antojo, la maquinaria pensó que la Comisión de Postulación brindaría el manto de legalidad para nombrar a Porras, y esperaba que quedara incluida en la lista para el Presidente. La Comisión de Postulación no cayó en la maniobra y en nueve rondas le negó respaldo. ¡Y ahí se terminó la legalidad! La maquinaria corrió a la CC, para conseguir la orden expresa, inconstitucional e inmoral, de agregar a la señora Porras. Ahora, Giammattei desarrolla su propio sainete, entrevistando a las y los candidatos; pero nadie duda que vaya a renovar el contrato de la señora Porras. De no hacerlo, podrían salir a luz los gruesos casos de corrupción del Presidente, antes y después de serlo. Desde luego, el MP con Porras será despreciado, nacional e internacionalmente, lo que constituye falla garrafal de la maquinaria y aliciente para la indignación popular.

En la USAC, la falla también fue garrafal. Se pensó que con mucho dinero, presiones estatales y grupos corruptos, particularmente en el CSU, se lograría el triunfo de Mazariegos, para tener bajo control la institución y su comunidad universitaria. El surgimiento y desarrollo de SOS USAC puso en jaque el plan mafioso. La correlación de fuerzas a favor de la honestidad se hizo mayoritaria y la maquinaria entró en pánico. Recurrió así al CSU para quitar votos a los grupos honestos, de manera que Mazariegos pudiese ganar en la elección del 27 de abril. Con esto se deslegitimó llegar a la rectoría de manera “legal”. El fraude ha sido de tal magnitud que el rector en funciones y otras autoridades pueden ser desaforadas; la elección fue suspendida por la comunidad universitaria que no permitió el ingreso al MUSAC. Estamos en la antesala de una nueva etapa de resistencia y cambio, tanto en la USAC como nacionalmente.

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