Raul Molina
El miércoles 30, en su desesperación por ganar cuerpos electorales, el candidato de Innova lanzó un vídeo, en el que acusaba a “S.O.S. USAC” de ser un grupo foráneo a la USAC. Somos foráneos a la represión, el contubernio y la corrupción que han golpeado a la USAC desde 1980; pero nos hemos opuesto a esas lacras desde adentro de la universidad, al igual que desde afuera. De hecho, aglutina a los grupos universitarios –estudiantes, profesores, investigadores, egresados y trabajadores- que se enfrentaron a la violencia del Estado, primero, y a las mafias corruptas después, y propusieron proyectos de rectoría que le dieran su adecuado rumbo a la universidad. Tampoco es válida la acusación de “ser ajenos” para la precandidata y los precandidatos a la rectoría, ya que cumplimos el requisito de cinco años de docencia en la USAC. En mi caso fui Decano de la Facultad de Ingeniería y Rector en funciones.
Los resultados han demostrado que “S.O.S. USAC” es una fuerza nueva en la universidad; pero está cimentada en los esfuerzos y la resistencia a los poderes fácticos de muchas y muchos universitarios, a lo largo de muchas décadas. Se presentaron proyectos alternativos de rectoría, de naturaleza progresista y honesta, aún desde antes de la firma de la paz, y han continuado, aunque el sistema interno de “linaje” se pudo perpetuar. La caída de los exrectores Gálvez y Paiz fue lo que finalmente disparó el fenómeno “S.O.S. USAC”, para rescatar no solamente el prestigio de la rectoría, sino que también el cumplimiento fiel del mandato constitucional de la USAC. Las nueve victorias obtenidas a la fecha se han logrado a base de esfuerzos y sacrificios muy grandes, gracias a la convicción de profesionales, docentes, estudiantes y trabajadores. Las personas que aceptamos ser precandidatas para la rectoría aportamos capacidad, experiencia y prestigio y nos sometimos a un proceso democrático para definir la candidatura; pero de igual manera se sacrificaron una excandidata a rectora y un excandidato a rector, que declinaron sus candidaturas y aportaron trabajo y experiencia al equipo. No obstante, creo que el factor determinante para el desarrollo de la campaña exitosa fue darnos cuenta que ante un Estado fallido y corrompido le toca a la USAC levantar la bandera del compromiso ciudadano, apego a la Constitución y honestidad.
La batalla por la rectoría no ha terminado y el campo no está exento de obstáculos y tropiezos; pero la llevaremos hasta el final con los mismos principios con que nos hemos unido. Hay que reconocer que las alianzas son necesarias para triunfar; pero sin sacrificar los principios, que es lo que ha despertado la confianza y empatía de la comunidad universitaria. Esperamos que el Colegio Estomatológico nos brinde aún un cuerpo electoral más; pero el resto de los votos para llegar al triunfo debemos obtenerlos de otras agrupaciones. Tengo la confianza de que van a sumarse con independencia de la candidata o el candidato que se seleccione y que, lógicamente, no exigirán granjerías por el voto, ya que es un momento de quiebre histórico para la USAC y el país. Es un privilegio participar en el rescate universitario y nacional.