La conducta de los padres en el hogar influye para que éste sea un espejo, para que los hijos adquieran buenos o malos hábitos, esta es una realidad que siempre hay que tener en cuenta porque los padres, ya sea que estén practicando buenos o malos hábitos y conductas, siempre serán un referente para que los hijos tomen un modelo de vida.
Se debe tener siempre en cuenta que el ejemplo, es la vía perfecta para educar y formar a los hijos, los padres no necesitan un pizarrón, ni libros para educar, educan con el ejemplo, con la conducta diaria, con los consejos, incluso cuando establecen límites a los hijos, éstos, también les están educando.
Los hábitos higiénicos se adquieren por esta vía, cuando se es ordenado y limpio, cuando se es cuidadoso para bañarse, para lavarse las manos antes de consumir algún alimento, cuando se es dedicado para realizar una buena higiene bucal, yo siempre recuerdo a mi abuelito José María Mejicano, cuando íbamos a almorzar a su casa, se tardaba como 10 minutos, subía su pie sobre el poste del corredor y se cepillaba los dientes con una parsimonia, que yo la sentía eterna. Aunque a veces no se quiera ser modelo para los hijos y descendientes, siempre imitarán esos hábitos y costumbres.
Dentro de este marco de ideas reales, esto no se queda allí, qué decir de la enseñanza religiosa, la honestidad y la disciplina, cuando se practican buenos hábitos higiénicos, logramos que los hijos también sean cuidadosos y si a ello se agrega una parte demostrativa, en donde como padre se tome un tiempo para enseñar cómo desarrollar estos hábitos, este proceso será sin duda, una fuente permanente de buen aprendizaje y será una población bien formada, esto sucede también en el trabajo, cuando los empleados ven en su jefe alguien digno de imitar.
Probablemente nuestros políticos no tuvieron esos ejemplos.
Hoy al ver el actuar del presidente Bernardo Arévalo, lo veo como un ejemplo, espero no equivocarme.