Por: Aura Almira
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Ig: Almisfortune
Estudiante de Derecho en la Universidad de San Carlos
¡Oh, la «Ley para la Protección de los Vegetales»! Suena como un título digno para el país, ¿verdad? ¡Aliada al oficialismo, está camino a convertirse en la estrella principal de la Comisión de Agricultura. Es como un arma secreta lista para la acción; usada por nuestros representantes en su juego de engaños y mentiras descaradas.
Hablemos de esta iniciativa que parece diseñada para hacer un desastre con nuestra herencia agrícola milenaria. Modificada y retocada, ¡Qué maravilla!, ni se tomaron el tiempo de ocultar el archivo de Monsanto en 2014. Estamos a punto de ser testigos del gran robo de semillas y de la identidad de la historia agrícola. De nuevo, nuestro penoso Congreso, quiere dividir a la población, privatizar la soberanía alimentaria y, básicamente, hacer un batido nutritivo de desastre para la salud alimentaria.
Guatemala, ese país que es más agrícola que una vaca en una pradera, con todos esos productos fabulosos como el cardamomo, el banano, el café y, por supuesto, ¡la palma africana que suena más exótica de lo que realmente es! El sector terciario puede estar creciendo, pero la agricultura sigue siendo fundamental en nuestro país. Y con una población que no deja de crecer, estamos al borde de una fiesta de producción de alimentos. La importancia de la agricultura es innegable, desde cualquier punto de vista, dependemos de nuestra agricultura, claro una agricultura saludable.
Una agricultura libre de pesticidas y transgénicos. Libre de daños a la salud y a la madre tierra. Los cultivos transgénicos, según algunos, son como el Otto Pérez Molina en 2015, ¡NO GRATOS PARA NUESTRA NACIÓN! Causando toxicidad, alergias y hasta resistencias a los antibióticos. Pero no olvidemos mencionar que se necesita un presupuesto más grande que el que robó Giammattei al sector salud y un salario digno. ¡Ah, sí, y un país que no dependa de la agricultura sería genial también!
Ah cierto, el maíz. Ese grano originario de Mesoamérica que los mayas manejaban como auténticos científicos milenarios. Yum Kaax, el dios del maíz, era como el manager que les enseñaba a los humanos cómo cultivar y cocinar el maíz. Los mayas, con sus técnicas avanzadas, eran los verdaderos chefs de la milpa. Hacían tortillas, tamales, atoles, ¡de todo! Pero ¿cómo es posible que ahora quieran robar esa herencia? ¿Acaso no entienden que es como robarles a los mayas su receta secreta? ¡Increíble! Por suerte contamos con los pueblos originarios que no están conformes con esto y estoy segura que lo tienen muy claro.
Y ahora, el gobierno. El ladrón de la salud, la seguridad y la democracia. ¿Y qué más quieren robar? ¡La alimentación! Alejandro Giammattei, ¿no tenías suficiente con el aumento de la desnutrición? ¿Ahora también quieres privatizar los alimentos, patentizar la herencia y multar por usar la agricultura? ¡Claro! No solo eres tú, también es tu parvada de buitres en el Congreso, ese grupo de corruptos que jamás representaron a sus distritos, mucho menos a su nación. Ese grupo de ladrones, ese grupo de inmaduros que solo hacen presencia cuando les conviene.
Por eso una vez más: Guatemala, ¡despiértate! ¡Lucha contra estos opresores! Diputados traidores, ¡hagan algo útil por una vez en su vida! Recuerden, mientras más tierra cubra la semilla, ¡más rápido brotarán las raíces. ¡Vamos, Guatemala, que el hambre no espera! Y los corruptos tampoco.