Por: Elías Talé
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Es importante recordar cada uno de los hechos más relevantes sucedidos en el proceso electoral. En el país de la eterna primavera, las elecciones generales y la segunda vuelta quedarán para la posteridad.
En primer lugar, es importante hacer notar cómo nuestra frágil democracia se cae a pedazos, personas al frente del poder abusan, y son evidentes sus intenciones de cooptar a las instituciones y dejarnos a la deriva.
El Tribunal Supremo Electoral con argumentos poco convincentes no inscribió a dos binomios presidenciales, y dejó de lado a otro binomio. Ellos de alguna manera hicieron incomodar a la élite económica guatemalteca. Ante estos hechos, la institución dio a conocer muchas cosas, entre ellas, que las elecciones desde el principio tuvieron el propósito de eliminar a quienes no compartían ideología o hacían incomodar al sistema.
Sandra Torres, la ex primera dama, con su apología de la riqueza y de la ignorancia soñaba con hundir al país en populismo, decadencia, corrupción y múltiples acciones asistencialistas para seguir tratando al pueblo de Guatemala como mercancía. Más allá de los ciudadanos, con un show como feria patronal con música, regalos y promesas por doquier, la señora Sandra, a pesar de sus varios intentos, no ha logrado posicionarse como la primera presidenta. Sin embargo, hay que dejar en claro que varios de sus hijos en la actualidad ocupan cargos públicos. Los dinosaurios políticos se están extinguiendo, pero están dejando a sus crías que siguen su mismo camino. Sin valores ni ética, su propósito es crear una finca en todo el territorio nacional.
Zury Ríos, junto a su participación anticonstitucional, a simple vista se nota la inconsistencia de dejar participar a la hija de un caudillo, que, si bien, la constitución no aprueba, fue inscrita y dejó en letra muerta la máxima expresión de ley en el país. Teniendo ella amigos por doquier, pero principalmente a un magistrado como candidato a la vicepresidencia, era notorio cómo los menos indicados eran quienes tenían vía libre en las elecciones. Una lección de la que debemos tomar nota porque estas malas prácticas de inscribir y dejar libres a los menos indicados volverán a suceder si el pueblo no hace nada al respecto.
Manuel Conde, junto a sus aliados oficialistas, poco o nada puede hacer ante la alianza criminal establecida en el país. Los recursos del Estado probablemente fueron utilizados para una campaña en específico. En estos tiempos recios la ley favorece a los malos mientras encarcela y enjuicia a los justos o a quienes tratan de hacer las cosas bien. El señor Conde es la expresión clara de un político a la antigua que quiere tener una imagen de un buen servidor público, pero que, con tendencias machistas, prepotentes y altaneras, no logra posicionarse. O bien, sí lo logró, pero con ayuda local de muchos funcionarios en funciones. Luego de eso, en varias ocasiones contradijo su discurso promoviendo enjuiciar a quienes mencionaban “fraude”. Para luego, en un par de semanas, ser él junto a sus semejantes quienes decían eso. Sin embargo, nunca les llegó una notificación de los tribunales. Vemos mentiras tras mentiras en los políticos actuales.
Carlos Pineda, con su show mediático, es un político sin ideología ni partido político que soluciona todo con dinero y promesas, como es costumbre. Ahora bien, ha solucionado sus problemas fundando un partido político. Debemos tener muy claro que el menos indicado para ocupar un cargo público es quien prioriza el capital sobre las vidas humanas. Ya que no todo se soluciona con dinero, sino que hay que poseer liderazgo, posicionamiento, conocimiento y sobre todo vocación de servicio. Quien le brinde su voto de confianza es libre de hacerlo, pero lo invito a cuestionar cómo ha realizado su riqueza y a evaluar su hoja de vida. Ya no estamos para ser gobernados por payasos o profesionales de cartón.
La juventud y su papel en las elecciones. Hemos demostrado que podemos ser parte del cambio. Logramos derrotar en las urnas a los partidos políticos añejos que en cada campaña se vuelven más criminales. Estamos cansados de los políticos tradicionales y debemos asumir que nuestro voto sí cuenta. Estamos en la obligación de informarnos e informar, no somos el futuro sino el presente que está dispuesto a darle un mejor mañana a nuestros niños y niñas, que no quieren vivir con la falta de oportunidades en la que nos encontramos y con tanto robo de criminales de cuello blanco.