Jóvenes por la Transparencia

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Por: Deyna González
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Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas.

Carlos Ruiz Zafón

Hace unos meses atrás, tuve la oportunidad de conocer a una pareja. Esta pareja ha estado inmersa en la dinámica de acogimiento familiar temporal o también conocido “Foster Parents”. Desconocía este tipo de apoyo a la niñez en el país y me puse a pensar muchas cosas: “wow que excelentes personas”; “qué genial que haya gente que quiera apoyar a los niños”; “son almas con tanto amor que tienen hasta para compartir”. Aunque considero mejor hablar en otro momento sobre la paternidad temporal, porque también se me vino a la mente muchas preguntas sobre el sufrimiento de la niñez guatemalteca.

Antes pensaba que solo los niños que no tenían mamá y papá eran llevados a un hogar, para luego ser adoptados por una familia que los querría mucho. Sin embargo, después de un tiempo, me di cuenta que la realidad es muy diferente a la fantasía, que todos los niños son felices.

Guatemala corresponde a uno de los países con mayor prevalencia en el retraso de crecimiento en niños menores a los 5 años. Nos encontramos en sexto lugar en el mundo con peor índice de malnutrición infantil. Además, se conoce que el abandono de niños es algo muy común en el territorio: se dejan en iglesias, hospitales o en vías públicas. También conocemos por medio de denuncias que muchos de estos menores han sido quitados de sus familias por diferentes razones.

Sabiendo esto, me pongo a pensar en la niñez tan afectada del país. Niños que se encuentran tan vulnerables y solos, sumidos quizás en pobreza y adicciones. Sin un apoyo real en el mundo y una vida por delante. Pienso en el privilegio que muchos tenemos por el simple hecho de tener un lugar a donde regresar todas las noches, de poder disfrutar del tiempo de calidad con familiares, de no tener que preocuparnos si podremos comer el día de mañana o no. Son cosas que muchos de nosotros ya damos por sentado y no volteamos a ver a esta parte de la población que se encuentra en una posición totalmente diferente.

Según el Consejo Nacional de Adopciones, para marzo de 2023, hay un total de 191 hogares registrados, los cuales no todos se encuentran en funcionamiento. Estos se han encargado de acoger a muchos de estos niños que por diversas razones han tenido que ser llevados a este tipo de centros. También existen familias de apoyo que temporalmente acogen a un menor, para poder brindar un ambiente más familiar y así apoyar al proceso de seguimiento que deben llevar. Este tipo de proyectos o acciones, sujetas claro a la ley guatemalteca, son de las pocas vías de apoyo hacia la niñez vulnerable del país. Los procesos de adopción se vuelven una gestión de años y las personas conocedoras de este tipo de proyectos sigue siendo una mínima parte de la población. 

Por tanto, no podemos hacer como si esto no pasara. Debemos conocer nuestra realidad como país en el cual el sufrimiento lastimosamente tiende a ser parte fundamental en el crecimiento de estos niños, así como otras situaciones que pasan como corrupción, manifestaciones, delincuencia, transiciones, etc. En definitiva, estas son solo una mínima parte de la realidad nacional guatemalteca, la cual está llena de fallas que se van incrementando. 

Como última parte, hago la reflexión de primero agradecer por todo lo que tenemos y damos por sentado. Reconocer el privilegio en el que estamos sabiendo que hay personas que en serio están pasando por situaciones que ni pasan por nuestra mente. Ser conscientes de la situación que atraviesa la niñez del país, porque ellos son el futuro. Y brindar mi más sincero agradecimiento a aquellas personas que dan de su tiempo y sus recursos para apoyar de la manera más pura con su granito de arena a este tipo de acciones. 

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