Jóvenes por la Transparencia

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María Gabriela González Bran
gaby.gonzalezb2002@gmail.com
IG: gabbz_gonzalez

Soy estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad Rafael Landívar. Soy muy soñadora para los realistas y muy realista para los soñadores, pero todos estamos de acuerdo en que la defensa de la vida, la libertad y la dignidad humana son clave para lograr el cambio que todos queremos para nuestra Guatemala y para nuestro mundo.

Estamos a 10 días de las elecciones. A 10 días de tener una idea de quién podría ser nuestro siguiente presidente. ¿Lograron leer los planes de gobierno? ¿Pudieron escuchar a los candidatos en foros o debates? O tal vez una pregunta más importante, ¿ya saben por quién van a votar? Si su respuesta a todas estas preguntas, principalmente, a la última, es “no”, no se preocupe, aún tiene tiempo de hacerlo y formar una decisión.

Este artículo no va a ser como otros en los que trato de crear un poquito de polémica o en el que expreso una opinión que no muchos suelen compartir. Este artículo va a ser un pequeño espacio para alentar a todas las personas, especialmente, a los jóvenes, a no rendirse en la lucha contra la corrupción, a formarse en política y en temas de coyuntura nacional, a defender sus principios y valores con la mayor cantidad de argumentos posibles, y a alzar la voz siempre que se pueda.

Hay muchas cosas que podemos dejar al tiempo, o confiamos en que alguien más lo hará, o decimos la típica frase de: “¿de qué sirve?, si de todas formas no va a afectar”. Un pequeño ejemplo del que me he percatado es cuando se habla del voto. Si el candidato por el que quiero votar no está en los primeros 5 lugares “es voto perdido”, y pueda ser que sí, y que muchas personas no voten por su verdadero candidato debido a esta lógica. Pero ¿qué pasaría si dejáramos de lado eso, y votáramos por quien realmente queremos? Los resultados podrían variar…

Independientemente de los resultados de estas elecciones, hay una cosa clara: estamos en el último tirón de la carrera electoral, pero en el banderazo inicial de una nueva lucha. O más bien, en una nueva fase de una vieja lucha. Maquiavelo decía que en un mundo sucio es casi imposible que una persona limpia salga limpia. Eso puede ser preocupante, especialmente, al momento de hablar de la política guatemalteca. Pero puede cambiar si todos nos ponemos de acuerdo en expresarnos en contra de la corrupción, en ser transparentes desde algo tan pequeño como la transparencia en las garitas de nuestras colonias, hasta algo más grande como la administración de un país.

¿Con qué derecho manifestamos y criticamos a todos, si ni siquiera nos tomamos la molestia de informarnos y ser más propositivos que reactivos? De nada sirve ir a votar, si votamos por el que nos dijeron; de nada sirve estar en las plazas manifestando, si ni siquiera leemos noticias para formar nuestro propio criterio; de nada sirve criticar a los demás, si no nos animamos a ser parte o el inicio de ese cambio. Porque es muy fácil hablar desde fuera y decir todo lo que no nos gusta, pero ya son otros Q10 involucrarnos, manejar presiones y demás a favor de una causa.

Yo sé que estamos cansados de tanto abuso, de tanta corrupción y malicia que hay en el país y en el mundo. Es comprensible tener días en los que creemos que nada va a cambiar. Pero no podemos rendirnos, no podemos bajar la guardia, no podemos conformarnos. Primero, aprovechemos estos 10 días para conocer a los candidatos que nos interesan, o por lo menos a los que no nos dan tan mala impresión. Emitamos nuestro voto conscientemente, ya sea por un candidato o nulo, pero DE FORMA CONSCIENTE Y ARGUMENTADA. Luego, informémonos y discutamos sobre los aconteceres del día a día en nuestro país, para, finalmente, construir y fortalecer una cultura cívica en una sociedad meritocrática y participativa. No será fácil, pero si nos lo proponemos y nos esforzamos, podremos darle un mejor país a las siguientes generaciones.

 

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