Por Gabriel Molina
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Periodista profesional, licenciado en Ciencias de la Comunicación y estudiante de la Maestría en Comunicación por USAC y UNINI México. Creyente en la libertad, la ética y la democracia.
El periodismo es parte de la comunicación social. Entre sus funciones están: informar, interpretar y opinar sobre un fragmento de la realidad determinado por un espacio y un tiempo. Un fenómeno social que ha acompañado al hombre en su historia. Se espera que el periodismo priorice la objetividad, la verdad, la imparcialidad y la ética. Sin embargo, es una profesión poco apreciada, muy criticada y prostituida.
Hoy, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) facilitan a cualquier individuo o colectivo crear sus medios de transmisión, ya sea a través de las redes sociales o una plataforma web. Según Cordeiro (1998), la historia humana se divide en tres revoluciones. Primero, la Revolución agrícola con la invención de la escritura. La segunda es la Revolución Industrial a través de la masificación del conocimiento con la imprenta de Gutenberg. Por último, la Revolución de la inteligencia con la aparición del Internet que convirtió a la información y el conocimiento en una posesión de poder y control.
Crear y difundir contenido es sano para la democratización del conocimiento. Lo perjudicial es adherirse títulos que no corresponden. Por ejemplo, el viernes pasado, durante el caso Diario Militar, el juez Miguel Ángel Gálvez reprendió a Tilly Bickford, excandidata a diputada por Unionista, debido a su comportamiento en la sala. Bickford se identificó como periodista para acceder al lugar, pero no es la única vez que lo ha hecho. Así, también ingresó a las reuniones de la Comisión de Postulación a Fiscal General.
Bickford junto a Amanda Santizo crearon el medio de comunicación Red América en Twitter. Así como este hay otros pseudo medios que exhiben sus sesgos y prejuicios, algo que los medios de comunicación profesionales y éticos luchan por mantener al margen de la labor periodística.
El periodista es el primero y último eslabón en la producción de la noticia. Es el intermediario informativo entre los hechos, los involucrados y los expertos con la audiencia. La profesionalidad periodística se caracteriza sobre todo por el rol socialmente legitimado e institucionalizado para construir una realidad pública y compartida.
Existen muchos periodistas empíricos, otros profesionales, algunos especializados, y cada ciudadano puede tomar el rol de periodista. A pesar de ello, la dignidad e integridad de los periodistas se ve vulnerada por la aparición de personajes que adoptan un título que no tienen en lo académico o en la práctica.
La libertad de prensa es vulnerable por la aparición de pseudo medios de comunicación que buscan polarizar a la población e imponer sus discursos ideológicos. Los periodistas y comunicadores requieren una legislación para que su profesión sea respetada y digna.
Después de todo lo expuesto, recordemos que la tecnología nos permite el acceso a la información y la facilidad para crear contenido de valor. El ciudadano de a pie debe exigir un periodismo ético, honesto y crítico. Los periodistas deben informar con la verdad contrastada, interpretar junto a la documentación y opinar con propuestas. Una sociedad con un buen periodismo tiene un pueblo que participa y se involucra con conciencia y conocimiento.