Jóvenes por la Transparencia

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Por Gabriel Molina
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Estudiante de maestría por USAC y UNINI. Joven guatemalteco creyente de la libertad, la democracia, la ética y los derechos humanos.

Todos hemos oído la frase «tiene derecho a permanecer callado» de las cintas y series hollywoodenses con tonos policiales. Esto ocurre mientras los oficiales arrestan a un sospechoso y prosiguen a leerle sus derechos. A los guatemaltecos nos urge recordar nuestros derechos, exigir que se respeten y denunciar cuando se violen. No solo en las redes sociales, sino en las calles.

El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión». En síntesis, la libertad de expresión y acceso a la información son medios para aprender y manifestar, respectivamente.

Recientemente, el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el Congreso de la República aprobó el Decreto 18-2022 nombrado como «Ley para la Protección de la Vida y la Familia». Cinco años se estuvo gestando la iniciativa 5272 y no hubo una movilización masiva para detener el terrible fracaso de la democracia. Cuando fue archivada esta ley, hubo un sabor amargo en los manifestantes.

El mismo día que se archivó el Decreto 18-2022, se aprobó una ampliación presupuestaria de 3 mil millones de quetzales al Ministerio de Comunicación, Infraestructura y Vivienda (CIV). Hace poco, el medio salvadoreño El Faro y el programa Conclusiones de CNN en Español realizaron investigaciones que señalan al CIV como una herramienta para financiar campañas electorales, cumplir favores políticos y realizar pésimas obras públicas. Sin embargo, los guatemaltecos hemos permanecido pasivos.

El Patio de la Paz en el Palacio Nacional y la Plaza de los Derechos Humanos frente a la Corte Suprema de Justicia ya no existen. Los productos de la canasta básica, los precios de la gasolina y del transporte siguen subiendo. Aunque, pocos se manifiestan, unos cuantos en las calles y otros en las redes sociales.

Las heridas del conflicto interno armado siguen abiertas. Miedo, conformismo, mediocridad e individualismo son sólidos antivalores que nos dejó tan horrendo episodio de la historia. Hoy, las nuevas generaciones son adiestradas para perseguir sus intereses y, si es posible, huir del país para buscar una mejor vida.

La información y el conocimiento son derechos y vías para crear una sociedad más justa y equitativa. El Internet ha democratizado la información, pero también ha permitido la polarización de ideas. Ahora, las personas pueden elegir aquellos medios que se ajustan a sus visiones ideológicas y políticas para informarse, reduciendo la posibilidad de encontrar puntos de divergencia y convergencia.

¡Basta ya! Dejemos de permanecer callados. Manifestemos y propongamos soluciones. Logremos acuerdos y consensos. Somos libres para participar e involucrarnos en las decisiones. Podemos ser parte del cambio para vivir en democracia.

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