Jóvenes por la Transparencia

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Luis Javier Medina Chapas*
medinachapas33@gmail.com

No es un secreto el hecho de que la perspectiva general de la sociedad hacia los jóvenes sea positiva; nos topamos siempre con frases como: “los jóvenes son el futuro de la nación” o “debemos invertir en la juventud”. Asimismo, nosotros los jóvenes somos siempre ovacionados en diversas esferas de la sociedad, ejemplos de ello lo son el deporte, el arte, el aspecto musical o incluso tópicos relacionados a la tecnología, informática o medio ambiente. Sin embargo, existe un ámbito en el cual aún no nos hemos capitalizado como tal y donde aún nos hace falta mucho tramo por recorrer: el tema político.

Según cifras del último censo de población y vivienda, realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 30% de la población guatemalteca es joven. Tales porcentajes son altos si los comparamos con estadísticas de otros países a nivel mundial y específicamente del continente europeo, lugar en donde la edad media de los individuos se mantiene en los 40 y 47 años de edad. Con todo esto, resulta ilógico pensar que los jóvenes no deberíamos tener un rol preponderante en lo que se refiere a los temas colectivos. En un país donde un tercio de la población es menor de 30 años, el que la juventud se involucre en la cosa pública no es una opción, es una necesidad a fin de fortalecer la representatividad y tomar mejores decisiones desde el gobierno.

Sin embargo, puede que cómo jóvenes no nos agrade la idea de participar en política o involucrarnos bajo dos argumentos: el primero es creer que la política no debería de interesarnos, ya que la misma no nos afecta directamente; y el segundo es afirmar que la política guatemalteca está tan plagada de corrupción e intereses personales que es mejor no involucrarse para no salir “manchados” o vinculados en casos de corrupción. Lamentablemente, como bien dice una frase: “si no impactas en lo político, lo político te impactará a ti”, puede que quizás estemos conformes con tomar un rol pasivo frente a los temas colectivos y nacionales; no obstante, la política jamás será ajena a nosotros y nuestro bienestar. Se tiene en Latinoamérica varios ejemplos en donde la falta de acción política provocó que los personajes más despreciables, autoritarios y corruptos llegaran al poder y que en su afán por cumplir sus propios intereses hayan aniquilado la justicia, el respeto por los derechos humanos, la paz y el desarrollo de sociedades enteras. Es por ello que, si nuestra política se encuentra plagada de corrupción, intereses espurios y opacidad, con más razón debemos de asumir el reto de participar e incidir en los temas colectivos, ya sea a nivel electoral o en espacios de la sociedad civil. No podemos seguir siendo indiferentes a lo que ocurre en Guatemala, de lo contrario más temprano que tarde nuestro país alcanzará un punto sin retorno.

Así que, más que un capricho o un deseo de sobresalir frente a los demás, el involucramiento juvenil es un requisito indispensable para nuestra democracia y el desarrollo del país. Es momento de ponernos las pilas y ser anuentes en torno a la realidad social que afrontamos, a fin de que la frase: “Los jóvenes no son el mañana de una sociedad, sino el hoy”, se cumpla en todos los ámbitos de la sociedad, pero más aún en el ámbito político.

* Luis Javier Medina, estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Miembro de la Red Mundial de Jóvenes Políticos Guatemala y también de Estudiantes por la Libertad Guatemala. Actualmente es columnista en la revista digital Brújula y es cofundador del proyecto “Política Constructiva GT”.

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