No solo lo digo por el cinismo con el que abordó el tema de su cáncer, sino porque el futuro expresidente se expresa como si nadie conociera todas las acciones que hizo en su afán de encumbrar y enriquecer a su pareja, Miguel Martínez.
Me alegro que haya superado esa difícil prueba porque solo los que han tenido un familiar con cáncer saben lo que significan esos procesos.
Un día supe que a la hora que mi mamá tenía radioterapia Alejandro Giammattei iba a tener su tratamiento. Avisé a mis padres para que estuvieran sabidos y en la mañana del día de la cita, llamaron del centro para avisar que habían tenido un problema y que la cita de mi madre era hasta las 5 de la tarde.
A las 3, que era la cita del Presidente, mandamos equipo a revisar y pudimos confirmar el cordón de seguridad que la SAAS ponía cada vez que el mandatario estaba en tratamiento.
No publicamos nada de ese evento porque siempre hemos dicho que la salud de un Presidente lo que amerita es que se informe, pero dadas las negativas del Gobierno que ponían al pobre Kevin a decir mentira tras mentira, sentimos que podía haber un conflicto ético en la manera en la que nosotros nos enteramos.
Ahora que Giammattei dice de su cáncer del que jura que nadie supo, entonces ya no hay problema en comentar el asunto. Siempre supimos que el mandatario estaba enfermo, pero nadie hablaba en el récord. Tuvimos mucha información, se supo quiénes eran los médicos tratantes, pero nadie hablaba para ser citado aún sin mencionar el nombre y eso complicaba una labor responsable.
Pero con ese cinismo con el que abordó su enfermedad, así realizó todas las acciones por medio de las cuales puso el Gobierno y el dinero de todos (miles de millones) al servicio de Miguel Martínez. Muchas de sus decisiones fueron producto de los berrinches, aquellos que quedaron inmortalizados en el audio en el que se escucha a “Miguelito” madrear al Presidente diciendo improperios en contra de quien les dio Consuelo y en contra de Rafael Curruchiche al que trató de manera despectiva.
Y con todo este contexto, nadie debe olvidar el hecho que a Leyla Lemus le quemaron una radiopatrulla que estaba designada para su seguridad, días después que Alejandro Giammattei y su Centro de Gobierno habían estado presionando para que la Corte de Constitucionalidad (CC) no declarara ilegal el Presupuesto 2024.
Ayer, con ese cinismo que mencioné en mi titular, Giammattei se sinceró y dijo que la resolución de la CC por el Presupuesto 2024 es una aberración y tácitamente aceptó la responsabilidad que su gente tiene en el atentado en contra de Leyla Lemus.
Solo le faltó decir, que por ese tema del Presupuesto, Lemus lo tenía merecido y que la estructura del Centro de Gobierno se activó para según ellos, dar un mensaje a la magistrada de la alta corte.
Al final el tiro les salió por la culata, pero estos niveles de cinismo y desfachatez no son casualidad.
Las horas se acercan y la sombra de Juan Orlando Hernández cada vez se acerca más en los espejos de Casa Presidencial.