Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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La visita del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro, como era natural, incluyó reuniones con el Presidente de la República, con el Ministerio Público (MP) y con el excandidato del oficialista VAMOS, por medio de la comisión que preside en el Congreso.

Seguramente bastaron esas reuniones para lograr determinar los escenarios que plantean los operadores del sistema, previendo una posible victoria de Bernardo Arévalo y Semilla.

Primero, habrá elecciones porque tanto Alejandro Giammattei, Consuelo Porras y Rafael Curruchiche empeñaron su palabra ante los muchos países que forman parte de la OEA y el evento se tiene que llevar a cabo.

En Guatemala hubo un cierre de filas sin precedentes en favor de la democracia y eso dejó al Gobierno, a la Fiscal y a los operadores del sistema en una complicada situación.

Pero el miércoles que le enseñaron el expediente del “Caso Semilla”, seguramente Almagro pudo inferir con lo dicho por Curruchiche que harán hasta lo imposible porque Arévalo no tome posesión el 14 a las 14.

Buscarán declarar nulas las elecciones y tras lo que Manuel Conde, el candidato de Miguel Martínez y VAMOS, le dijo a Almagro se puede leer que el organismo legislativo será parte de la jugada para avalar cualquier nulidad de las elecciones y desde ahí se presionará a las cortes para que se suban al carro de defender la podredumbre del sistema.

Recurrirán a lo que les sea necesario. Con los minutos que el Secretario General tuvo el miércoles con Consuelo Porras, seguramente se dio cuenta que la fiscal habla mucho de la fe y que cuando ese tipo de acciones se mezclan con la religión, se tornan en obsesiones difíciles de controlar porque en “el nombre de Dios” no se oye razón alguna y sin duda ella sentirá que al salvar el sistema tan podrido que tenemos, ella “favor” le hace a la democracia.

No hay que ser brujo para saber que, tras lo que oyó el Secretario General, debe estar muy preocupado hasta por la integridad de Arévalo porque son tales las obsesiones para que no asuma el poder, que hay quienes son capaces de cualquier cosa.

Sandra Torres, quizá previendo un posible escenario de derrota, sale a expresar “desconfianza” en el proceso porque si pierde, seguramente hará las de VAMOS, Valor y otros partidos que saldrán a gritar fraude.

Será necesario que los países miembros de la OEA conozcan, de alguna manera, las realidades e intenciones que tienen actores clave del sistema guatemalteco.

La posibilidad de perder el Ministerio de Comunicaciones, cuando ha sido la gran caja chica con la que camina la corrupción y opera la impunidad, es algo que para nada le gusta a la gente porque estamos hablando de al menos 10 mil millones de quetzales de presupuesto en la cartera y si de eso calculamos que se roban el 40%, terminan siendo Q4 mil millones que comprometen las arcas de aquellos que están en el círculo de confianza del esquema de corrupción.

Qué decir de las medicinas, porque si homologamos temas de registros a Estados Unidos y Europa, la corrupción en ese campo puede disminuir considerablemente. Una medicina que se pueda vender en el Norte o Europa, se debería poder vender aquí sin más trámite.

Perder las sobras en infraestructura y medicinas tiene muy, pero muy inquietos a muchos.

De aquí al 20 de agosto vienen días casi eternos y del día de la segunda vuelta al 14 de enero son meses que se sentirán muy largos. Si el apoyo del sistema a Torres no logra convertirla en la primera mujer presidenta de Guatemala, el sistema dará pelea como nunca antes.

El poder del voto se vuelve, hoy más que nunca, en la herramienta más poderosa de una sociedad que pide cambios y acuerdos lejos de la corrupción y los radicalismos.

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