Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Estamos a menos de 30 días de la segunda vuelta electoral. El Ministerio Público (MP) se ha encargado de poner a Semilla en el ojo local e internacionalmente y les ha aumentado sus probabilidades de alzarse con la victoria en la segunda vuelta.
Hay quienes no desisten y están en una carrera contrarreloj para lograr que no haya segunda vuelta, se repitan las elecciones y el régimen de corrupción e impunidad que domina a los guatemaltecos honrados (de cualquier origen, estrato social o ideología) prolongue su agonía para que la mata de los negocios mal habidos con el dinero público, siga dando.
Hay quienes aseguran que ya no saldría Manuel Conde en ese escenario de una eventual repetición, si no que ya tienen un gallo tapado que cuenta con el apoyo del sector evangélico y que eso les da mejores chances de pasar a una nueva segunda vuelta.
Sin duda alguna y viendo el nivel de empecinamiento del MP en contra de Semilla, Bernardo Arévalo y su equipo tendrían que correr escenarios que impliquen asumir el poder sin un partido político en el Congreso. Hay quienes han expresado que si no logran “bajarse” la candidatura presidencial, al menos quieren que llegue más “debilitado” que nadie al poder.
Eso significa cancelar Semilla luego de las elecciones, provocando que los 24 diputados sean independientes y no puedan maniobrar en Junta Directiva y Comisiones al no ser parte de una bancada.
Pero, hagamos un ejercicio:
Si Sandra Torres gana ella sustituye el control total de Alejandro Giammattei y Miguel Martínez como que fuera un carro de Fórmula 1 que acelera de cero a 100 en segundos. Torres sabe como comprar voluntades con formas que no causan orgullo y llegará al poder con la Corte de Constitucionalidad (CC), Corte Suprema de Justicia (CSJ) y magistrados de sala a su favor, con el MP como aliado y con el Congreso entre la bolsa porque sabrán que las obras seguirán siendo la llave que abre las puertas del Congreso de par en par.
Si por el otro lado gana Arévalo, llegará sin cortes, con el MP en una guerra en su contra, con la mayoría de los diputados al Congreso como enemigos y el camino de los acuerdos se ve la ruta más asequible para Gobernar un país con una sociedad que habrá mostrado mucho más el hartazgo.
A cualquier mandatario, gobernar en esas condiciones adversas le es casi imposible y por eso es que yo siempre he sostenido que este es el momento de las alianzas y de los ciudadanos. Todos necesitamos acuerdos porque darle vuelta a la realidad de un sistema que funciona de manera tan perversa no es fácil, no es algo que pase de la noche a la mañana y no es el “show” de un sola persona.
Este momento nos demanda de extrema madurez para hablar, para preguntar, para salir de dudas, para asumir compromisos, para abordar los temas espinosos porque si los ciudadanos somos capaces de alcanzar acuerdos, los guatemaltecos tenemos un chance real de aspirar a un futuro mejor.
Hay quienes siembran dudas o crean narrativas falsas por las teorías del miedo que son tan útiles en inteligencia, pero hay una gran mayoría que tienen dudas razonables que es bueno que sean atendidas. Estamos en un momento clave en la historia del país en el que los hechos deben hablar más que mil palabras.
Es el momento propicio para dejar por un lado molestias, venganzas y confrontaciones que en poco nos ahondan. Es el momento de aprovechar la unidad que nos ha dado defender la democracia para darle paso a acuerdos que peguen en la nuca de un sistema corrupto que necesita impunidad para subsistir.
Fortalecer el Estado de Derecho, lograr que la contratación pública no sea el eterno botín, que las plazas estatales no sean las monedas de negociación de los mafiosos y que las reglas electorales se mejoren para aspirar a fortalecer la democracia, pueden ser puntos de partida en el que los debates ideológicos en los que nos quieren enfrascar por conveniencia, no tienen cabida.
Es necesario que los ciudadanos alcancemos acuerdos y una vez lo hagamos, trabajemos de la mano con las autoridades que resulten electas y deseen cambiar el rumbo de este país por el bien de todos.