Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Es un tema importante de la campaña que ahora pone Edmond Mulet sobre la mesa y hay que reconocer que no hay partido político que no tenga de forma directa o indirecta, algún vaso comunicante con grupos que operan al margen de la ley porque como bien dijo Carlos Pineda, los partidos son “empresas” que se dedican a sacar réditos en época electoral y los candidatos del o patrocinados por el crimen organizado se han convertido en buenos pagadores de casillas para alcalde, diputado o hasta Presidente.
He dicho que el guatemalteco la tiene complicada porque cualquier operador del sistema que gane no ofrece cambios reales que nos permitan ilusionarnos sosteniblemente con un futuro distinto, pero estaremos aún peor (aunque creímos que no era posible) si alguien de ese Narcoestado que opera dentro y casi que es el sistema, llega a tomar las riendas del país.
Tener alcaldes y diputados del o con vínculos con el narcotráfico se ha vuelto muy común y por eso es que siempre se dijo que sería cuestión de tiempo mientras alguien se animaba a buscar la presidencia.
De los políticos y de quienes operan en esa arena ya no podemos esperar nada porque las ansias de poder les nublan el juicio, les hacen cerrar alianzas perversas con personajes oscuros y deben ponerse una camisa de fuerza por todo lo que comprometen que a su vez les quita todo margen de maniobra para atender lo que el país realmente necesita.
Y es por eso que ante esa realidad de la que habló Mulet, lo único que queda es la articulación de diversos sectores de la sociedad que se han pasado más tiempo entretenidos en lo que los divide y no quieren ver lo que los une.
En la mayoría de casos, son más los puntos de encuentro que los de discordia, pero por alguna extraña razón de la naturaleza humana, nos hemos centrado en lo que divide y no lo que nos une y ahora estamos pagando las consecuencias.
Hay mucha gente con apatía tras lo que pasó en el 2015 con Manuel Baldizón y la manera en que terminó todo. Luego de eso nunca hicimos los ajustes necesarios para erradicar los vicios del sistema y por eso siempre fue cuestión de tiempo para que surgieran aquellas circunstancias que podían poner aún más complicadas las cosas.
Puede que ya estemos bastante relegados, pero nunca es tan tarde para hacer lo necesario. Mientras sigamos divididos, mientras el rencor sea el motor o la venganza sea la gasolina, no podremos aspirar a lograr lo que necesitamos para enderezar esta realidad.
Si con lo que tenemos hoy del sistema hemos avanzado gracias a las inversiones que se han hecho por aquellos que hacen las cosas bien, a las remesas que se han enviado por millones de guatemaltecos que no se vencieron, imaginemos qué podríamos lograr si logramos consensos para ajustar el sistema en función de tener un verdadero Estado de Derecho, que el dinero del presupuesto no sea la fuente de tantos negocios, las plazas del Estado el botín de pago, entre otros.
Si usted cree que ya tocamos fondo, sepa que si no hacemos nada esto se va a poner peor antes que se logre poner mejor y por eso, como diríamos en buen chapín, necesitamos dejarnos de babosadas y lograr los acuerdos porque todo se nos puede terminar saliendo aún más de las manos.
Hasta los que manejan el sistema -incluidas las entidades de justicia- están preocupados…