Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp822

Alguien me decía hace una semana: “no te olvides que Consuelo Porras no era la favorita de Alejandro Giammattei para el Ministerio Público (MP)”.

Extremo que yo asentí porque es cierto, Giammattei no se decantaba por ella pero mi respuesta fue más allá: “Ese es el punto que muchos no quieren ver en ella. A Porras hasta la fecha no se le acusa de recibir dinero a cambio de no investigar, simplemente ha decidido ignorar la corrupción, los casos, los indicios y en muchos casos las pruebas, lo que ha provocado no solo el fortalecimiento del sistema sino que le dio poder absoluto a Giammattei y su séquito”.

Y si usted no me cree, véalo de esta manera: ella no era la favorita, pero tenía la información suficiente de los diversos casos para recordarle a Giammattei que no está antejuiciado porque ella lo ha protegido, pero si ella no iba a ser electa, daba tiempo aún para que presentara uno o varios antejuicios con todos los casos que ha decidido engavetar.

Y traigo todo esto a colación porque la enfermedad del mandatario y el deseo del Jefe de Jefes de repetir a toda costa puede provocar que veamos lo impensado en el país y lo único que puede detener el total descalabro es que quienes se atrevan a matar la democracia sepan que pagarán las consecuencias en los tribunales.

Hasta para casos como el que publicó Vox Populi, lo mejor para todos sería que el MP investigara de manera eficaz, objetiva y coherente, pero sabiendo que Porras se plegó al Presidente y al ex Jefe del Centro de Gobierno, las esperanzas son mínimas.

Porras dice ser una mujer de Dios y en esa calidad, debería aprovechar muchas de las oportunidades que se le siguen poniendo en el camino. Si dice que es una mujer de derecho, debería desempolvar todos los casos de corrupción y actuar.

Ella decidió tirar su vida por la borda para defender a Jimmy Morales, su gente y a Giammattei y Cia., pero debe recordar que, especialmente éste último, no tiene lealtades. Si no, vean el caso de Silvia Patricia Valdés a la que casi deja tirada.

Hay que recordar que la Presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) ha servido al Presidente en muchas cosas, al punto que una vez operó para que avanzara un antejuicio en contra del vicepresidente Guillermo Castillo, interpuesto como parte del pleito que Giammattei tiene con su segundo.

Por muy en el lodo que esté Porras, todavía puede tener Consuelo si abandona sus compromisos y se compromete con las leyes, con la verdad. Debe dejar de ser un agente facilitador de la corrupción en el país y es clave que lo haga por todo lo que viene.

Hay más consensos entre grupos de la sociedad (empresarios, indígenas, sociedad civil, etc.) y este debe ser el momento en el que podamos platicar para lograr acuerdos que nos permitan reencauzar este país más allá de este Gobierno. Eso significa que necesitamos reformas clave para sortear los vicios del sistema y si nos logramos poner de acuerdo, deberíamos ser capaces de trazar una ruta que el nuevo Congreso no pueda eludir.

Es más, si nos ponemos de acuerdo, lo que se pacte debería ser la demanda ciudadana a los políticos que aspiran a un puesto público en 2023, en especial en el Ejecutivo y el Congreso.

Doña Consuelo dese cuenta: ya la vendieron una vez y antes que el gallo cante ya la habrán vendido tres veces más.

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