Ha existido una alianza entre el CACIF y el Gobierno durante los últimos meses y ahora pareciera como que el ente empresarial se empieza a dar cuenta que si no aprenden la lección de Nicaragua, las cosas se complicarán de sobremanera.
Está claro que una de las piezas clave de la estrategia de VAMOS es la eliminación de candidatos vía la “campaña anticipada” porque estiman que, al hacerlo, les puede pasar la misma carambola que en el 2019 hizo ganar a Alejandro Giammattei.
Y el hecho que el CACIF acuda a la Corte de Constitucionalidad (CC) para que se declare inconstitucional el articulado que busca que los candidatos sean ciegos, sordos y mudos, debe entenderse como una señal de distancia con las intenciones del Gobierno de manosear las elecciones.
Giammattei y Miguel Martínez buscan elevar el “perfil” de CODECA y el MLP para explicar que la única forma que tenían de evitar que ese grupo tome el poder, es vía la eliminación de candidatos de todos los espectros y que no podían dejar afuera solo a Thelma Cabrera, sino que necesitaban hacer una limpia más pareja.
Las propuestas del MLP parten de un radicalismo tan nocivo como el populismo que ofrece Roberto Arzú, sin que las mismas hayan resonado en la población y por lo tanto no hay que dejarse sorprender por la narrativa que querrá desarrollar el Gobierno para justificar la eliminación de candidatos.
Se empieza a sentir que hay una preocupación en muchos sectores en torno al descarado manoseo que el Gobierno busca hacer en las elecciones y pareciera ser el punto de encuentro de muchos guatemaltecos que generalmente no coinciden en muchas cosas del quehacer nacional.
Hay razones reales por las que debemos preocuparnos porque VAMOS va por otros 4 años más de control y de negocios en impunidad y cada vez más hay personas que se empiezan a dar cuenta que fue un error empoderar a Giammattei y Martínez bajo la falsa promesa de que les iban a resolver los temas que les quitaban el sueño.
Hay demasiadas presiones sobre el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para el bloqueo de partidos, para la eliminación de candidatos, contemplando incluso alguna gracias al día de las elecciones mediante el sistema informático en el procesamiento de los votos.
Ahora el Gobierno empezará a presionar a los diferentes actores para que guarden silencio, para que no evidencien lo obvio, para que no expresen sus preocupaciones porque necesitan que la sociedad siga dividida, desarticulada y polarizada.
Alcanzar acuerdos para demandar elecciones sin interferencias del Gobierno y actores del sistema puede ser el parteaguas en la historia de este país y ojalá esta vez atinemos para evitar la consagración de un podrido sistema, que tiene a gente como Javier Hernández como sus más claros exponentes, sin importar si son “nacos, nacos”, como diría el famoso Pirruris.