Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
El día jueves en una actividad con maestros al presidente Alejandro Giammattei le sucedió algo que le pasa con frecuencia. Cuando se enoja no piensa tanto lo que dice:
“Aquí ha habido mucha manipulación, pero así son los medios, especialmente aquellos que tienen una agenda política que no tienen, discúlpenme, la testosterona de decir esta es mi agenda política y la pongo, y decir esta es mi agenda política. Por lo menos se sabría que no son objetivos porque tienen una agenda política, pero aparentar una objetividad que no tienen con el propósito de que fracasen los gobiernos para poder imponer ideologías que saber, trasnochadas, no se vale”.
Siendo La Hora uno de los medios que ha abordado el tema del famoso Superministerio y siendo que por eso fue la queja de Giammattei, aprovecho para recordarle al mandatario cuál es nuestra agenda, extremo que hace unas semanas cuando sus fieles seguidores de la Cámara de Industria (CIG) pintaron a varios medios como de izquierda.
El Presidente sabe que en Guatemala opera un sistema que ha sido, es y será ordeñado por personas que se identifican tanto de izquierda como de derecha y que ahora muchos miembros de su Gobierno están en esas lides. Si evidenciar eso es una agenda trasnochada…
Si a usted le molesta la realidad que los inversionistas serios de Guatemala y de afuera interesados en invertir en nuestro país se la ven a palitos porque quedan a merced de cualquiera que les quiera pedir una “mordida” a cambio de dar una licencia o autorización del Estado, haga algo para que eso cambie.
No importa si quien pide la autorización o licencia ha cumplido con todo lo que manda la ley. No importa si la licitación la ganó el mejor. Si a un fulanito se le ocurre, desde el más gato hasta un Jefe de Jefes, pedir algo y empecinarse en que mientras no se cumpla con pagar no hay tales, las cosas no caminan por mucho que la inversión puede ser vital para el país.
Guatemala necesita que los que tenemos oportunidades no seamos privilegiados en un reino en el que mucha gente aspira a migrar para dar saltos de calidad y para eso necesitamos luchar en contra de un sistema que está diseñado y opera para que los que deseen ser parte del circo de la corrupción, tengan ventaja sobre el honrado que se resiste a tirarse al lodo.
Eso no pasa por quitarle a los que tienen, si no a trabajar más para seguir generando y con eso poder ir cerrando brechas. Se necesita un Estado que funcione no para dar pescado por el resto de la vida, sino solo de forma temporal mientras sus ciudadanos aprenden a pescar y a valerse por sí solos. ¿Esto le parece trasnochado Presidente?
Que un Gobierno fracase no es ni negocio ni gracia cuando se entiende que el Estado necesita jugar un rol para empoderar a las personas, para invertir en su desarrollo humano (nutrición, educación y salud), para que sean el motor en su propio país. Hay algunos, de izquierda y derecha, cuyo interés es que éste y todos los Gobiernos de la era democrática fallen porque ese es su medio de vida, pero cuando uno ve y entiende el impacto que hay en niños por el hecho de que no invirtamos en ellos de manera integral, se entiende que el fracaso de un Gobierno significa décadas de lastre para muchos.
Trabajar con una convicción para hacer las cosas de frente y en el marco de la ley, de crecer, de generar más y de empoderarnos buscando que otros que luchan y se esfuerzan también se empoderen, es clave en nuestro modelo y agenda, diría Giammattei, y debería ser lo que obsesione a quienes hoy operan como que fuera la guerra fría queriendo usar el tema “ideológico” para tapar sus negocios.
Sí hay riesgos de los extremistas de izquierda como los hay de quienes dicen ser de derecha y por eso es que el punto de encuentro debería ser la reforma de un sistema que le da cabida, aire, espacio y dinero a los radicalismos y el debate debe girar en torno a las medidas integrales que necesitamos para que quien desee hacer las cosas bien pueda lograrlo, sin importar si es empresario o empleado, ladino o indígena, rico o pobre.
Si al Presidente todo esto le parece agenda trasnochada, entonces sería bueno que él tenga la testosterona de hablarnos de su agenda porque los hechos hablan por sí solos. Es conveniente que expliquen por qué repiten en varios círculos que hay candidatos que no van a participar en la contienda, de la manera en la que aseguraron control en todas las instituciones, del rol del Centro de Gobierno y quizá así, usando sus palabras, tendríamos la capacidad de entender por qué es que el país se maneja con el hígado, con la necesidad de hacer negocios y con el deseo de protegerse de acciones legales, locales o internacionales. Y que por eso todo un país debe, lastimosamente, sufrir las consecuencias.