Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Sin duda alguna que el presidente Alejandro Giammattei y Miguel Martínez (Miguelito o el Jefe de Jefes) sienten los pasos de animal grande y en medio del poder que han acumulado gracias al apoyo de tantos en diversos sectores, están preocupados.
El viaje a Ucrania le valió a Giammattei una molestia de los rusos con los que hizo el asqueroso negocio de las vacunas y no sería nada raro que con tal de “hacer puntos”, el Presidente se eche la boconada que puede mandar tropas para ayudar al pueblo ucraniano.
Pero a esta altura del partido a Giammattei y al Jefe de Jefes ya no les importa distanciarse en apariencia de quien les permitió su trato con las vacunas porque ahora los tiene más preocupados que ellos dos no vayan a parar como Juan Orlando Hernández.
Hay quienes aseguran que en la Lista Engel de la semana pasada fueron incluidas dos personas clave que le han manejado los negocios y el dinero de las obras al Jefe de Jefes y sin duda alguna que ya sienten muy cerca el aliento y eso no los hace tener plena tranquilidad.
Desde la actividad del Jefe de Jefes, a Miguelito lo volvieron a esconder porque se dieron cuenta que se pusieron en demasiada evidencia y Giammattei se fue a Ucrania para hacer puntos con Estados Unidos, extremo que Rusia tiene claro y así lo expresó su Canciller.
Ellos están preocupados como lo están sus opositores aquí en Guatemala, quienes con sus votos en el Congreso para la elección del nuevo Procurador de los Derechos Humanos (PDH), José Alejandro Córdova Herrera, hicieron un guiño al Jefe para “no enojar al régimen”, pues varios han denunciado que la instrucción de votar por el PDH que se mensajea con Alejos vino desde la Casa Presidencial.
La realidad que el Presidente y su Jefe deben enfrentar, tarde o temprano, con Estados Unidos lleva su curso pero lo que no tiene curso aún son las acciones que nosotros los guatemaltecos debemos emprender para rescatar a Guatemala de las garras de dos personas a las que empoderaron muchos y ahora se sienten dueños absolutos de todo.
“Ya no les den más poder, fue un gran error haberles dado tanto poder” repiten algunos que están con sonoro arrepentimiento de haberles hecho las barbas a Giammattei y Martínez porque se dan cuenta que el país va en el expedito camino a la consolidación de la corrupción, la impunidad y el manipuleo electoral.
El Jefe de Jefes anda sentando gente para pedir sus tajadas y no crea que lo hace con pequeñitos emprendedores sino lo hace con grandes empresarios a los que ya les recuerda “quién manda”.
Los políticos que están callados pensando que en enero o marzo pegan el grito al cielo porque no los dejarán participar, van muy tarde porque para ese entonces puede que muchas cosas se hayan consumado y es bueno que eleven la voz de alerta para demandar elecciones sin manoseos y despertar a los electores a que jueguen un rol activo más allá de ir a votar.
Ahora vienen las batallas clave del Estado de Calamidad porque el Gobierno necesita poder seguir gastando a manos llenas pero la batalla Reina es la elección del Contralor General de Cuentas (CGC) porque de eso dependen los finiquitos de los candidatos.
Si los guatemaltecos no tomamos acción, si no somos capaces de articular, si los meros meros no abren los ojos y dicen ya basta, nos lamentaremos por décadas que el Jefe de Jefes ponga al nuevo Presidente, luego se convierta en Presidente del Congreso y tenga 200 alcaldes para seguir jugando con el dinero de los guatemaltecos cual vil Monopoly.