Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.gt
@ppmp82
Si algo hay que reconocerle a este grupo del pacto oficialista es que nos han ido dando suficientes muestras que luego nos hacen imposible fingir sorpresa cuando se dan las cosas. Todo lo que se ha dicho que “no harán” por las consecuencias ha terminado pasando.
Y la verdad es que el guatemalteco tiene que abrir los ojos porque lo que en una semana hemos visto en torno a la elección de Fiscal General y el Rector de la Universidad de San Carlos, será la película que nos pasarán para las elecciones generales en las que decidirán de forma burda quién participa y quién no y si lo necesitan aún, darán el “teclazo” en el sistema para designar al ganador.
La elección de Fiscal General les resulta clave porque cualquier intento de “incidir” en las elecciones debe no tener consecuencias penales y por eso es que saben que con la designación en la fiscalía se juegan más de la mitad de sus planes.
En torno a la elección, tal y como pasó con la inclusión de Consuelo Porras en la lista final para fiscal general, saben que la Corte de Constitucionalidad (CC) tendrá la última palabra y para eso, entonces, tendrán 8 votos de 10.
Para incidir en las elecciones, primero tendrán el filtro del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en su primera fase, para decidir al final qué partidos nuevos o algunos existentes podrán participar en las elecciones y quien no sea del beneplácito de la estructura del Centro de Gobierno, ya lleva las de no participar.
Luego, se tiene a la Contraloría General de Cuentas (CGC) que decidirá a quién le da finiquito, a quién no o a quién se lo “revoca” y desde ahí vendrá el calvario. La elección pasada el contralor del momento mordió el anzuelo, creyó que los ofrecimientos que le hacían se los cumplirían y lo dejaron silbando en la loma pero hizo “su chance” con el tema de los finiquitos. En aquel momento, diputados del pacto y Ejecutivo estaban unidos y no habían fracciones como las hay ahora.
La última palabra en torno a la participación de candidatos la tendrá Leyla Lemus en la CC y por eso es que llama la atención cómo es que un operador del Centro del Gobierno, se tira encima de Roberto Molina Barreto y eso nos demuestra que ya hay fracturas que quizá resulten insalvables.
Si Giammattei fuera un Presidente que solo quiere negocios y control para vivir sus millones luego de la Presidencia como han hecho otros no llegaría a tanto pero como lo que buscan es que la estructura del Centro de Gobierno dirija el país en los próximos 4, 8 o 12 años, por eso es que están haciendo todos los movimientos necesarios.
Controlando el MP y la CC hay quienes piensan que cualquier “teclazo” en el sistema de cómputo del TSE pasará sin consecuencia porque tienen el control de quién podría generar la consecuencia penal y/o legal.
Entonces, en resumen, lo que están viendo hoy es el preámbulo de la elección general.
Salvo que los políticos se unan todos para demandar que Giammattei y su Centro de Gobierno no interfieran en las elecciones y que la sociedad, en especial los actores de más peso y los que tanta barba le han hecho a Giammattei logren articulación, la jugada está cantada.
Participarán solo los que la estructura del Centro de Gobierno quiera, quedará quien deseen y Daniel Ortega y Rosario Murillo “serán babucha”.